Marguerite Duras publicó en 1985 El dolor, en el que recogía sus días de sufrimiento tras la detención y deportación de su marido durante la II Guerra Mundial. Ella llevó al papel su versión y ahora el director Emmanuel Finkiel ha rodado para el cine su propia y «subjetiva» adaptación. El realizador francés presentó ayer este filme, La doleur, que mantiene el título de la novela de Duras, en la segunda jornada del 65 Festival de San Sebastián, donde compite por la Concha de Oro.

En una atmósfera envolvente de silencios y una voz en off que lee algunas reflexiones del texto de la autora de El amante, el tormento de la protagonista (Mélanie Thierry) se acrecienta a medida que transcurren las semanas desde la captura de su marido, el escritor Robert Antelme, ocurrida en París en 1944.Su inquietud la comparte con su compañeros de la Resistencia, entre ellos el que ya era su amante, Dyonis Mascolo (Benjamin Biolay), pero su desesperación por saber del destino de su esposo la decide a entablar relación con un hombre que trabaja para la Gestapo (Benoît Magimel).

«Yo he adaptado lo que ella escribió, pero de la diferencia entre su texto y su personaje, surge lo que ella ha vivido. Son dos caminos y de esa esquizofrenia es de la que he sacado a la protagonista», explicó Finkel en rueda de prensa.

Ha añadido que, de hecho, la idea de “desdoblar” a Marguerite en algunas escenas en las que la autora se observa a sí misma “viene de ahí”.

Es también una forma de mostrar que “la conciencia no se puede engañar”, que “a veces adoptamos posturas que en nuestro interior no sentimos”.

La heroína de su filme exuda dolor por cada poro de su piel, una angustia a veces febril que le lleva a desear la muerte y a considerase una cobarde por haber sobrevivido a la ocupación alemana. Pero Finkel ha impuesto la contención.

“Duras cuenta en su libro que cuando le dijeron que su marido estaba vivo (fue hallado en el campo de concentración de Dachau) se tiró al suelo y se pudo a gritar. Yo no creí en ello y ni siquiera puedo creer que ella creyera en ello”, ha manifestado el realizador galo.

Mélanie Thierry, que también se encuentra en San Sebastián, apeló a su propia experiencia para indagar en el “enorme desorden” que hay entre “los pensamientos y sentimientos” de su personaje.

La actriz, estupenda en su papel, se ha inspirado en “otras heroínas de Duras”, como Jeanne Moreau, para componer este rol, aunque sin acercarse “demasiado”, según ha dicho, tras reconocer que el reto de interpretar a la escritora al principio le produjo “vértigo”.

“Yo -apostilla el director- he visto trabajar a Mélanie, ella se inspira en la vida, en lo que ella siente”.

A él le ha sucedido algo similar con este trabajo. “La única herramienta que tiene el realizador es a sí mismo. Buscamos los mecanismos de nuestro propio dolor y los adaptamos según ese prisma. El dolor del que ella habla lo conocemos aunque no hayamos vivido lo mismo, porque todos hemos tenido pérdidas y faltas en nuestras vidas”, ha destacado.