Fernando León de Aranoa, cineasta que cuenta en su haber con títulos como 'Los lunes al sol', 'Barrio' o 'Sirenas', además de documentales, colectivos o en solitario, donde muestra su lado más comprometido, ahora presenta en su última producción una faceta más internacional, pues cuenta con un reparto de altura: Benicio del Toro, Tim Robbins,Olga Kurylenko y Mélany Thierry, entre otros. Desde luego, lo internacional está presente y justificado por exigencias de un guión urdido por el mismo director basándose en la novela 'Dejarse llover', de Paula Farias, donde se narran durante veinticuatro horas las peripecias de un grupo de cooperantes procedentes de diferentes países, cada cual con su carácter y personalidad, intentando unir fuerzas en la consecución de un mismo y claro objetivo, durante lo que se supone es el inminente final de una guerra en algún país de Los Balcanes, aunque la cinta haya sido rodada sin salir de Andalucía, concretamente aprovechando paisajes granadinos en la mayor parte del metraje.

Posiblemente, la dramaturgia del relato sea una de las mejores bazas de esta película, escrita a base de secuencias con interesantes e inteligentes diálogos donde siempre se puede observar la introducción, el nudo y un desenlace en cada una de ellas, dando pie a notables interpretaciones como acostumbran estos actores y actrices de primera línea que encarnan a lo que se suele llamar ayuda humanitaria, enfrentados a los problemas creados por otros cuerpos, militares, que se supone están allí para lo mismo.

La película, aun siendo ficción, nos acerca de alguna manera al trabajo realizado por estos desconocidos para la gran mayoría de la sociedad, que se juegan la vida, como en este caso, por buscar un trozo de cuerda que salve un pozo de agua de la contaminación que puede crear un cadáver que alguien ha arrojado allí. Y todo narrado como si fuera un western.