Entre el western y la 'road movie', pero sin duelos al sol ni carreteras por las que circulen vehículos a motor. Una película de lo más feminista, donde su protagonista es una mujer que no encuentra su lugar en el tiempo que le ha tocado vivir, demasiado moderna y culta para el panorama y las circunstancias que la rodean. Así es la segunda película que ha dirigido el actor Tommy Lee Jones, después de su debut en 2005 con 'Los tres entierros de Melquíades Estrada', cuyo acabado debía mucho al guionista Guillermo Arriaga, debido a la elección de una narratividad cubista, fragmentada y desde diferentes puntos de vista.

Ahora, sin embargo, 'Deuda de honor' se aleja de esa primera obra, pues su estilo se acerca más al clasicismo de los grandes maestros del género, salvo por los regresos al pasado que de vez en cuando aparecen salpicados en la narración cuando se explican los antecedentes de tres mujeres que han perdido la cabeza y que serán rescatadas por el personaje que interpreta Hilary Swank, para llevarlas al otro lado del río, lejos de los malos tratos y la desgraciada vida que han llevado, para lo que tendrán que atravesar el país sufriendo todo tipo de desventuras, a la vez que sufrirán una transformación a través del conocimiento y la relación con el otro.

Y, como no podía ser menos, el director también se pone delante de la cámara y lo hace con la veracidad que le caracteriza, dotando a su personaje de un poderoso y evocador carácter, en contraste con la dureza de su rostro y el magnetismo de su mirada. Y frente a él está la mujer solitaria que le salva de la horca y con quien contraerá esa deuda que pagará protegiéndola y guiándola en tan dura misión.

Si viésemos este filme sin títulos de crédito, más de uno podría creer que se trata de una producción firmada por Clint Easwood, pues queda lejos, estilísticamente, de su primer trabajo en beneficio de un guión más lineal.