La iglesia de San Miguel casi se queda pequeña para despedir los restos mortales del poeta cordobés Pablo García Baena, fallecido el pasado el domingo, a los 96 años.

Familia, autoridades, numerosos representantes de las letras cordobesas y amigos del fundador del Grupo Cántico se dieron cita en una despedida oficiada por el sacerdote Antonio Gil y Francisco Orozco, párroco de la iglesia y vicario general de la diócesis.

Con unos de versos de García Baena comenzó su homilía Antonio Gil, que destacó la “humildad, sencillez, ternura, bondad, fe y amor” del poeta, a quien agradeció sus versos, describiendo algunos de los momentos vividos con él.

Tras el funeral, los restos mortales se trasladaron a la iglesia de los Dolores, donde se ofreció un pequeño responso por expreso deseo del poeta.