Paul Cézanne y Émile Zola crecieron juntos y fueron a la misma escuela en Aix-en-Provence. A pesar de pertenecer a clases sociales diferentes, compartieron a lo largo de toda su adolescencia y juventud sueños e inquietudes y cimentaron una amistad que se extendería casi hasta el final de sus días, hasta que Zola publicó su novela 'La obra' y Cézanne se vio reflejado de manera ignominiosa en ella.

Para la directora Danièle Thompson esta relación se convirtió en una obsesión. Comenzó a indagar alrededor de ella y se sumergió en la correspondencia entre ambos. Su misión era acceder a un nivel muy íntimo, que no tuviera nada que ver con las respectivas obras, sino que nos abriera la puerta a su esfera más privada para entender así mejor a dos de las grandes personalidades culturales del S.XIX. "Muchas veces intentamos comprender a los artistas a través de sus obras", cuenta la directora. "En el caso de Zola sabemos que estaba implicado activamente en la lucha obrera, que se preocupaba por los trabajadores, que tenía una conciencia social. Pero no podemos saber mucho acerca de Cézanne a través de sus pinturas".

GENIOS CONTRAPUESTOS

'Cézanne y yo' intenta desvelar estos claroscuros sumergiéndonos en las respectivas trayectorias vitales de estos dos genios contrapuestos (interpretados con brillantez por Guillaume Canet y Guillaume Gallienne) tanto en su carácter como en sus respectivas ambiciones profesionales. "Tenían una sensibilidad muy distinta. Zola era reservado; Cézanne, iracundo. A uno le preocupaba el pueblo, pero terminó acomodándose en el éxito, y al otro, solo pintar y pintar".

Es la primera vez que Danièle Thompson rueda un drama histórico. Todas sus anteriores películas se inscriben dentro del género de la comedia ('Jet Lag', 'Cena de amigos'), pero ella misma se encarga de recordar que fue la responsable de adaptar la novela de Alejandro Dumas para Patrice Chéreau en la magnífica 'La reina Margot'. "Me encanta el cine de época y me apetecía mucho adentrarme en el París de los impresionistas porque fue un momento muy efervescente". Por eso, a lo largo de la película se pasean por la pantalla Manet, Monet, Renoir, Pissarro o Degas, que poco a poco fueron alcanzando reconocimiento mientras Cézanne se quedaba atrás, denostado por sus compañeros y por la opinión pública.

Otra gran preocupación de la directora fue intentar capturar la luz de los cuadros del pintor. Trabajó ese aspecto de manera muy concienzuda con su director de fotografía, Jean-Marie Dreujou. "Era igual de importante captar la penumbra de los interiores a través de las luces de gas, como el de los paisajes de la naturaleza, ese 'plein-air' de los impresionistas, así como matizar los contrastes existentes entre los colores del norte y el sur de Francia".

LA DESPREOCUPACIÓN DE LA JUVENTUD

En realidad, más allá de la importancia cultural de ambos personajes, Danièle Thompson no quiso perder de vista que estaba contando una historia de amistad que con el paso del tiempo se va deteriorando inexorablemente. "La amistad en la juventud es siempre más despreocupada. Pero cada decisión que tomas en la vida puede separarte de las personas que amas. En este caso influyó la fama, pero, seamos sinceros, resulta complicadísimo conservar a los amigos de la niñez".

En los últimos tiempos no paran de sucederse 'biopics' en torno a escritores y pintores. Este mismo año se estrenaba 'Paula', que nos descubría la vida de Paula Modersohn-Becker, y también 'Stefan Zweig, adiós Europa'. Danièle Thompson cree que los artistas son figuras muy enigmáticas que ejercen una enorme fascinación en el público. "A mí me interesan más que los 'blockbusters'", bromea.