La capilla de Santa María la Mayor (convento del Colodro) ha sido restaurada tras un año de intervenciones. Dicha capilla pertenece al Obispado y está cedida a las Esclavas del Santísimo y de la Inmaculada. La restauración --encargada a los especialistas Ana Isabel Gamero y Manuel Aguilar-- comenzó en septiembre del 2007 y la inauguración de la misma la llevará a cabo el propio obispo el próximo 8 de septiembre.

Esta capilla --muy popular en Córdoba-- está construida sobre una ermita del siglo XVI, reconstruida en el XVIII, y ha sido objeto de una restauración completa: retablo, lienzos, lienzos, yeserías, cúpula y marcos de las vidrieras, entre otros elementos.

Para efectuar la operación se ha colocado un andamiaje de casi cuatrocientos metros cuadrados, imposibilitando la visión desde el suelo pero llegando a todos los puntos que precisaban su restauración, según ha explicado Ana Isabel Gamero.

"Se bajaron los lienzos y demás piezas del retablo para trabajarlas desde lo que no se ve (la estructura), hasta la policromía o el oro que presentan según cada pieza por su anverso. Lo primero que se intervino fueron los lienzos del retablo, San Acisclo y Santa Victoria, tardando unos cuatro meses en su recuperación", puntualiza la restauradora. Los lienzos presentaban un estado de conservación "muy malo; agujeros, deformaciones de la tela, perforaciones con puntillas, pérdida de policromía, repintes y parches de varios tamaños y tipos, estos últimos tanto en el anverso como en el reverso de los mismos. En San Acisclo llegamos a contar alrededor de setenta parches. Los dos lienzos, limpios de parches, han sido reentelados y colocados en dos nuevos bastidores protegidos ante agentes xilófagos que pudieran aparecer", añade Gamero.

También se han restaurado las piezas del retablo; se ha hecho limpieza, reposición de maderas, estucado y enrasado del mismo y posteriormente la reintegración con oro a rigattino. El rigattino --explica la restauradora-- es una técnica italiana que "utilizamos los restauradores, que consiste en hacer mediante unas líneas muy finas la reintegración dorada en pérdidas de oro. Así, solamente cubrimos donde no hay, respetando siempre el original. Líneas finas que a uno o dos metros de distancia, el profesional que llegue y vea, distinga lo original de lo restaurado, pero el espectador a más de uno o dos metros lo vea integrado con el resto del retablo".

Finalmente se ha trabajado en las yeserías. Presentaban pérdidas volumétricas y de policromía debido a las humedades que le producen la situación de sus muros. Se las ha tratado y ahora vuelven a lucir un aspecto sano sin descuidar su conservación, especialmente las que se encuentran en las zonas bajas. finalmente, se va a mejorar la iluminación de la capilla.