La tercera jornada de la Feria del Teatro en el Sur arrancó con Playoff de la Joven Compañía. Toda la acción transcurre en el vestuario de un equipo de fútbol femenino, una olla a presión donde se entremezclan todas las batallas ideológicas que hoy inquietan a la mujer y hará que afloren las envidias, sueños, dudas y miedos de unas chicas que quieren vivir su momento. Trabajo actoral intenso el de estas siete jóvenes que han venido a comerse. Dramaturgia sin resquicio y exigente de Marta Buchaca, esquemática, pero potente. La dirección de José Luis Arellano, espléndida. Mucho trabajo tras esta rigurosa propuesta, madura y dispuesta a llenar los teatros de jóvenes amantes del teatro. Aprender a vivir como mujeres occidentales en este siglo XXI se antoja una lucha sin cuartel contra los esquemas tradicionalmente patriarcales. Bienvenidos al debate de ideas.

El tema del género también estuvo presente con Las Niñas de Cádiz, antes Chirigóticas, que cerraron la noche con una versión muy gaditana de Lysístrata de Aristófanes. Para que los hombres dejen de guerrear, las mujeres se proponen hacer huelga de sexo hasta que Atenas y Esparta no firmen la paz. Usar el lenguaje del carnaval y de las chirigotas permite a las actrices una mayor dosis de provocación sin tapujos. Las palabras de grueso calibre son las que marcan la frescura de esta puesta en escena.

Gloria López presenta El nombre, con versión y dirección de Daniel Veronese. Comedia amable en la que dos matrimonios y un amigo soltero se reúnen para cenar. Clase media perfecta que discutirá sobre qué nombre poner a una nueva criatura. A partir de este hecho, todo se complica y surge el conflicto, ante el cual cada uno definirá sus limitaciones y miserias sacando a la luz algunos de los males de la clase media: intolerancia, machismo, hipocresía, prejuicios, sin importar amistad o lazos familiares. Comedia viva, real y muy trabajada por todo el equipo de Gloria López, perfecta en su ejecución, tal como nos tiene acostumbrados.

Por su parte, Atalaya mostró toda la dificultad de la puesta en escena de una de las «obras imposibles» de García Lorca, Así que pasen cinco años, con dirección y dramaturgia de Ricardo Iniesta. Usando un lenguaje influenciado por el surrealismo, se presenta el amor imposible de un joven que no se podrá casar «hasta que pasen cinco años». El tiempo, el amor y la muerte se entrecruzan jugando con personajes reales y metafóricos que simbolizan apetencias, ideas, sensaciones y vivencias.

Lapso Producciones muestra la versión exterior de Proyecto Voltaire, una muestra de música de mobiliario donde el sonido nace de objetos cotidianos y se vuelve en collage minimalista de bricolaje musical con obras propias y piezas de F. Schubert o E. Satie.