La escritora Cristina Fernández Cubas (Barcelona, 1945) defendió ayer en Córdoba la categoría literaria del relato y del cuento durante la presentación, en la Feria del Libro, de su obra La habitación de Nona, que corrió a cargo del jefe de Cultura de Diario CÓRDOBA Francisco Antonio Carrasco. La autora, que publica nueve años después de su última obra, Parientes pobres del diablo, vuelve a dar rienda suelta a este género, considerando que, como lectora, «un buen relato es aquel que consigue que se suspenda la vida a tu alrededor» y, sobre todo, «es el que no se olvida», asegurando que, «aunque el cuento no sea tan mayoritario como la novela, ha dejado de ser el hermano pobre de la literatura» y sus lectores «tienen que ser inteligentes». El periodista desgranó la trayectoria de la escritora, de la que destacó el Premio Nacional de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa, galardones con los que se reconoce a «una autora que ha dedicado al cuento lo mejor de sí misma, pero, a la vez, se reconocía el valor de un género que, aunque menor en tamaño, exige, quizá por eso mismo, una maestría de la que muchas veces no gozan los grandes novelistas».

Por otro lado, Carrasco señaló que con este libro la autora «inicia una nueva etapa», que calificó de «fructífera y luminosa» después de largo tiempo, que el presentador tildó como «normal» considerando la «fatal circunstancia del fallecimiento de su marido, Carlos Trías, en el 2007, y de la publicación de Todos los cuentos en 2008», hechos que «podrían hacer pensar que Cristina Fernández Cubas había cerrado su obra literaria».

RECUERDOS Afortunadamente, prosiguió Carrasco, no ha sido así, señalando que en uno de los cuentos de La habitación de Nona, La vida nueva, «el pasado y el presente se confunden y los recuerdos surgen con tanta fuerza que te arrastran, en el que mentalmente recuperas a ese marido que se ha ido hace poco, ocho meses entonces. Un cuento valiente, con el que definitivamente supera al pasado y, como indica el título, empieza una vida nueva».

Al respecto, la escritora señaló que esta obra, que reúne seis cuentos --en los que desfilan personajes como dos hermanas, una mujer madura en situación difícil, tres hijas frente a la mujer elegida por su padre en los últimos días de su vida y una joven y su tío con un complejo vínculo-- es el libro «más especial, con mayúsculas» de toda su obra y, además, «ha tenido una trayectoria que me ha provocado agradables sorpresas», aclarando que entre estos relatos «hay ventanas abiertas y algunas relaciones entre ellos» y que sus personajes pueden surgir «de un recuerdo, de un sueño, de una necesidad y de la imaginación pura y dura».

En este libro, «realidad y ficción se confunden», lo que es una de las características de la obra de Fernández Cubas, prosiguió el periodista, que destacó que en este volumen «asistimos al despliegue de un universo literario sorprendente en el que muchas cosas no son lo que parecen y la clave puede estar escondida en cualquier lugar del texto, un universo de niños y ancianos muy especiales, cuadros reveladores, madrastras terribles, asaltos del pasado y tribus virtuales que te acaban poseyendo el cerebro».

En cuanto a su estilo, que calificó de «voraz y misterioso», Carrasco señaló que Fernández Cubas, además de unas propuestas atractivas e inquietantes, «tiene el don de la narratividad» y de llegar a «la confidencia y la complicidad con el lector, que queda atrapado entre sus redes».

CUENTOS REDONDOS Por último, el periodista destacó que «son cuentos redondos, muy trabajados, en los que el final, muchas veces, remite a la primera frase, en los que todo está pensado, en los que no sobra ni falta nada, a no ser que la autora lo haya decidido por estrategia. Cuentos que, aunque puedan entenderse en la primera lectura, aguantan perfectamente la segunda y se refuerzan con ella». Según señaló la autora, en este libro invita al lector a meditar y cree que, aunque cada uno lo haga sobre algo diferente, está segura de que «se inquietará ante estos cuentos».

Por otro lado, la Feria del Libro también dio a conocer el volumen Iglesias Fernandinas de Córdoba, de Ricardo González Mestre y Daniel Valdivieso, cuya presentación corrió a cargo de Marisa Ruz, responsable de Cultura de la Diputación de Córdoba. Esta cuidada edición, en la que destacan sus espectaculares fotografías, se edita al cumplirse el 775 aniversario del edicto del rey Fernando III El Santo que autorizaba la organización de la ciudad recién conquistada en catorce collaciones en torno a otras tantas iglesias de nueva construcción que administrarían y regirían la repoblación cristiana de la ciudad: las iglesias Fernandinas, erigidas sobre su pasado andalusí y cuya historia está ligada a la de sus respectivos barrios. También presentó su nuevo libro Javier Lorenzo, que, junto a Alfredo Casas, dio a conocer en la Fundación Cajasol Castaño, alma de Cerezo, sobre el diestro Javier Castaño. Por su parte, José Daniel García impartió ayer un taller de poesía dentro del programa de actividades complementarias de la cita literaria.