Este proyecto a modo de aventura nació seis años atrás, cuando Carlos Salado, recién licenciado y con la cabeza llena de sueños e incertidumbres, se preguntaba qué camino seguir dentro de la industria audiovisual. Empezar a mandar guiones a las productoras y pasarse la vida esperando, o coger una cámara y adentrarse en el cine de guerrilla. Optó por lo segundo, un salto sin red, y el resultado es 'Criando ratas', una película en la que recupera el espíritu del cine quinqui de los 80 a través de una óptica contemporánea y que acaba de superar el millón de visualizaciones a través de Youtube desde que se colgó hace ocho semanas en la red. Un número de espectadores que, en relación al 2016, le situaría como la séptima película española más vista.

“La industria es muy grande y hay muchísimos caminos”, nos cuenta el propio cineasta. “Hay películas que se hacen para ir a festivales, otras enfocadas a la taquilla. Y nosotros éramos conscientes de que 'Criando ratas' no encajaba en ninguno de esos dos modelos. Es una película hecha bajo mínimos y sabíamos de antemano que no íbamos a tener un retorno económico con ella. Lo que nos interesaba es que la viera el mayor número de gente posible. Por eso la colgamos en Youtube de manera gratuita, porque es una plataforma democrática, nada elitista, que entronca a la perfección con el espíritu de lo que estábamos contando”.

Los responsables querían bucear en las calles, inundarse de su autenticidad y escarbar en su lado más oscuro para contar una historia de delincuencia suburbial contaminada de suciedad y crudeza expresiva. “Hay gente que prefiere obviar que esto existe. Yo quería observar estos ambientes, retratarlos y aprender de ellos. Para mí lo importante era no posicionarme, no dar lecciones morales ni señalar culpables, causas o consecuencias. Solo reflejarlo para que el espectador reflexionara sobre lo que está viendo”.

El proceso de composición y rodaje de la película fue lento y costoso, sobre todo, porque tuvo que adecuarse a las entradas y salidas de la cárcel de su personaje protagonista, Ramón Guerrero, que interpreta a Cristo, un joven que se dedica a hacer trapicheos en el entorno periférico de un barrio de Alicante. Por eso la línea entre la realidad y la ficción es tan fina a lo largo de la película, casi a modo de mímesis, porque los propios intérpretes parecen estar mostrando ante las cámaras sus propias vivencias sin ningún tipo de filtro tamizador. Salado los encontró en la calle y escogió aquellos que tenían talento y desparpajo natural, carisma ante la cámara. Para que nos quedemos más tranquilos, la experiencia sirvió para que Ramón se convirtiera tras ella en un responsable padre de familia. “Aprendieron a trabajar en equipo, dinámicas de grupo, a sacrificar su tiempo. Creo que fue una tarea positiva y enriquecedora para todos ellos”.

Pero, ¿por qué un cineasta tan joven se interesó por recuperar el espíritu de un subgénero que quedó aparcado en los años 80? “Yo creo que el cine quinqui siempre ha estado presente. A mí me sigue impactando la forma tan directa con la que filmaban. Hay algo muy puro en eso, muy básico y casi animal, muy instintivo”.

CRÓNICA DE URGENCIA

Lo curioso es que, a pesar de que han pasado 30 años de las películas de Eloy de la Iglesia o José Antonio de la Loma, los problemas que retrata 'Criando ratas' son muy parecidos, aunque el contexto social al mismo tiempo haya cambiado. 'El pico' o 'Navajeros' constituyeron una respuesta subversiva dentro del cine de la transición, precisamente porque se revelaban contra toda la represión de la censura e intentaban mostrar la cara más oculta de la sociedad española.

Por eso los responsables han acuñado el término “neoquinqui” para definir la película. “Un cine quinqui renovado”. Actores no profesionales, droga, prostitución, la incursión de las mafias de otros países y la representación del entorno marginal, pero desde la perspectiva de la España de la crisis económica. El resultado es una crónica de urgencia mostrada en bruto, casi sin pulir, filmada con pasión y sin medios. La cara B de la generación 'millennial'.