Continuar se ha convertido en una misión», responde con sonoras carcajadas Rudolf Schenker, guitarrista y fundador de Scorpions allá por 1965, cuando se le recuerda la gira de despedida que empezaron en el 2010 y que ahora ha mutado en otra que sirve para celebrar su 50 aniversario como banda. Y no se ríe con maldad, sino como el niño que ha hecho una travesura sabiendo las consecuencias. La banda actuará el próximo sábado en la plaza de toros de Córdoba dentro del Festival de la Guitarra. «Confiemos en que no sea tremendamente calurosa».

«Tenemos que celebrar nuestros cincuenta años y que tenemos muchos fans jóvenes, desde 16 hasta treinta años, algo que es increíble», apunta a Europa Press, para después añadir: «Es toda una nueva generación y es fantástico que la familia del rock siga creciendo y no envejezca».

Y prosigue con su argumentación el guitarrista alemán de 66 años:

«Es un sentimiento muy poderoso estar en el escenario y ver frente a ti gente joven disfrutando a pesar de que no habían nacido cuando grabaste esas canciones. Es fantástico viajar por todo el mundo y comprobar que hay varias generaciones conectadas a través de nuestra música»

Admite, eso sí, que esta conexión con nuevos fans es una «sorpresa» incluso para ellos, y recuerda los años noventa, cuando el grunge y el rock alternativo arrasaron con todo y apartaron a muchos grupos de su generación. «Pensábamos que ya no había sitio, pero la gente sigue amando el rock clásico por su energía y su sentimiento. Y las bandas todavía tenemos cosas que decir», recalca.

Dentro de esta segunda parte de la gira por su 50 aniversario, el grupo vuelve esta semana a España para dar tres conciertos: en Bilbao (30 de junio), el ya citado de Córdoba, junto a Medina Azahara y Sabaton, y otra vez en Madrid (3 de julio).

«Estuvimos en Bilbao y Madrid en el pasado, pero no en Córdoba. Confiemos en que no sea tremendamente calurosa», bromea Rudolf, conocedor del ardor estival de nuestro país en general y de esta ciudad en particular.

«Estamos deseando llegar a España porque amamos el país. Tenemos grandes recuerdos de los ochenta, lo pasamos muy bien en Madrid comiendo en viejos restaurantes, por ejemplo»