La primera respuesta del guionista y realizador israelí Ari Folman cuando la Fundación Ana Frank le propuso hacer un cómic de El Diario de Ana Frank fue no. «¡Se han hecho tantas cosas sobre Ana Frank!», recuerda Folman durante la reciente presentación del libro en París. Sin embargo, le bastó una semana para cambiar de opinión y, junto al dibujante David Polonsky -ambos artífices de la multipremiada película de animación Vals con Bashir-, han dado forma a una versión gráfica que, tras el lanzamiento mundial, llegará a España el 21 de octubre publicada por Debolsillo.

Alejado el miedo de enfrentarse a un icono de la memoria de la barbarie nazi, Folman asumió el reto de ofrecer a los jóvenes lectores de la era digital un formato accesible para conocer la excepcional historia de la adolescente judía, fallecida en el campo de Bergen-Belsen tras ser deportada a Auschwitz.

«Hoy los niños crecen con un teléfono móvil en una mano y con un videojuego en la otra. Sus herramientas son completamente distintas a las que nosotros teníamos hace años», explica el cineasta. La familia de Folman fue también víctima de la Shoah (Holocausto), por lo que muy pronto el proyecto del libro se convirtió casi en un deber moral. «Puede parecer un tópico, pero nos dimos cuenta de que teníamos una misión», señala.

El punto de vista de David Polonsky, ilustrador habitual de libros infantiles, fue algo distinto. Ningún miembro de su familia murió en los campos de concentración. Estaban en la Unión Soviética, explica, y lograron escapar del nazismo.

El principal temor del dibujante era, en cambio, caer en lo que denomina «la industria del Holocausto», una trampa que conduce, a su juicio, a la instrumentalización política del sufrimiento de los judíos. «Pero por otro lado era un gran reto y una gran responsabilidad, y alguien tenía que hacerlo, así que intentamos hacerlo bien», comenta.

El proyecto arrancó con un periodo de investigación para reflejar el contexto histórico en el que se generó el diario. «Intentamos dar vida al documento y mostrar su calidad. Tiene mucho humor y no lo hemos hecho desaparecer», subraya el dibujante.

«No quisimos convertirnos en una chica de 13 años escondida en Holanda. Quisimos adoptar su punto de vista, que se basaba en utilizar el sentido del humor y la capacidad de observación aun en las condiciones más horribles que se puede uno imaginar», agrega Polonsky.

EL ORIGEN DEL PROYECTO / La obra empezó a fraguarse con la vista puesta en el 70º aniversario de la primera edición del Diario de Ana Frank, publicado en 1947, y ha contado en todo momento con el apoyo de la fundación creada en 1963 por el padre de la joven, Otto Frank, fallecido en 1980.

El trabajo de los dos autores se orientó a encontrar el lenguaje adecuado sin hacer concesiones al texto original. Para ello tuvieron que sintetizar y recurrir a imágenes fantásticas u oníricas, con el objetivo de abarcar todos los temas que refleja Ana Frank en Kitty, el nombre que ella le dio a su diario.

El resultado ha quedado reflejado en 150 páginas de viñetas de línea clara que condensan el día a día de Ana Frank entre el 12 de junio de 1942 y el 1 de agosto de 1944. Un relato de la vida cotidiana durante los 743 días que su familia y los tres miembros de otra familia judía, los Van Daan, pasaron escondidos en la buhardilla de unos almacenes de Ámsterdam hasta que fueron delatados y detenidos. El diario gráfico será publicado en 50 países.

FILME DE ANIMACIÓN / La narración sigue una estructura muy cinematográfica. «Las ilustraciones a veces exageran el texto, lo hacen emocionalmente tangible y retratan lo que Ana Frank escribía entre líneas», prosigue el realizador, que ultima una película de animación sobre la vida de la joven autora, cuyo estreno está previsto en el 2019. El filme no estará basado en el diario gráfico, sino que se trata de otro proyecto del cineasta junto con Polonsky, un tándem que con Vals con Bashir logró un Globo de Oro y un premio César y estuvo nominado al Oscar.

Polonsky cree que la razón por la que el Diario de Ana Frank conecta con tanta gente es porque es muy específico. «Es la historia de una chica. Es cierto que al final se convierte en una declaración sobre la Humanidad, pero la gente no lo lee por eso. Es, ante todo, la historia de una persona», afirma el creador.