Exposición de acuarelas de Fernando Aguayo.

Lugar: Galería Carmen del Campo.

Fecha: Hasta el 20 de abril

El color es el absoluto protagonista de las obras que Fernando Aguayo (Córdoba, 1967) presenta en la galería Carmen del Campo, acuarelas que suponen un nuevo y fructífero paso en su reciente iniciación dentro del arduo camino de la creación artística. El paisaje rural, el paisaje urbano, y el arte ecuestre son las líneas básicas de inspiración temática en la construcción de una obra extremadamente atractiva, en la que el gran dominio del dibujo subyace como piedra angular, como base esencial de estas acuarelas que nos hacen recorrer un grato itinerario iconográfico, estructurado en tres series bien definidas, también en su formato.

La herencia inolvidable de los acuarelistas ingleses emerge en estas pinturas de gran y mediano formato, en las que la intrínseca y extremada dificultad de la acuarela se convierte en sutil juego constructivo, en gratísima estructuración de las masas cromáticas, en las que la búsqueda de la luz es fundamento y la limpidez y transparencia de las gamas empleadas, exquisita definición formal. Los paisajes rurales nos transportan a una realidad bucólica e inmemorial, transmitiendo una gran serenidad en su exquisito reflejo de la inmensa grandeza que define a nuestro entorno natural, y los paisajes urbanos trascienden sin duda el delirante ritmo de la vida ciudadana, descubriendo entre calles, plazas, horizontes apenas perceptibles y elevados rascacielos, la luz y el color que evidencian la existencia de la vida y de los sentimientos humanos que palpitan también entre los bloques de cemento. La imagen inmemorial del caballo, por último, cobra en esta muestra especial relevancia, por la valentía con la que el artista ha utilizado la acuarela. El mítico animal, bellísimo símbolo, en las diversas mitologías, del lado mágico del ser humano, de la intuición del inconsciente, "del viento y de las espumas marinas, así como también del fuego y de la luz" (Teillard, A), surge aquí pleno de fuerza y de inmanencia. La gran libertad expresiva y la permanente búsqueda creadora han sido sin duda los catalizadores esenciales de todas y cada una de las obras que integran esta muestra.