La cineasta Claudia Llosa regresó a la Berlinale, cinco años después de ganar el Oso de Oro con La teta asustada , con un filme que "sigue escarbando en lo sagrado, en los mitos y en la tierra", esta vez no en su Perú natal, sino entre los hielos polares. Ayer también aterrizó en el festival de cine el realizador español Gabi Velázquez con su película Artico , un homenaje al cine social español de los años ochenta que narra la historia de dos macarras en el entorno rural de un pueblo salmantino.

Tras la proyección de Aloft , la producción hispano-inglesa-canadiense a competición en ese festival, Llosa señaló que "nuestra relación con lo sagrado, con lo primitivo es algo que llevamos en el ADN, no es específico de uno u otro país, en uno u otro continente, sino que está presente en todas las sociedades". Es una película "que arranca de la tierra y queda luego suspendida en el cielo, como el vuelo del halcón", añadió la directora, en alusión al ave que "casi comparte protagonismo" con el elenco "humano" del filme, asimismo con gran carga mítica.

Como en La teta asustada , que además del Oro ganó el Premio de la Federación de la Crítica Internacional, Fipresci, su figura central es "una mujer fuerte, poderosa, que busca alternativas, sus propios canales de conexión, sea en el arte o en las técnicas de curación, frente a un entorno que trata de oprimirla". El peso del filme recae en Jennifer Connelly, con un papel de gran dramatismo.

Por su parte, el realizador español Gabi Velázquez señaló que "a mí siempre me ha atraído el cine quinqui de los ochenta, todas esas películas de Eloy de la Iglesia o Deprisa, deprisa (Saura)", remitiéndose a sus recuerdos de infancia para construir esta historia sobre unos "robin hoods" de la marginalidad. La cinta de Velázquez, presentada en la sección Generation, retrata la vida de Simón, un padre prematuro y con una esposa.