El escritor español Javier Cercas considera que hay un fanatismo «absoluto» hacia la cultura que puede tener «consecuencias catastróficas» y entorpecer su misión: permitir comprender realidades complejas sin que eso, remarca en una entrevista, suponga justificarlas.

Un año después de la publicación de El monarca de las sombras, Cercas (Ibahernando, 1962) vuelve a Portugal como invitado del Festival Literario de Madeira, que concluyó este sábado, y en el que ha despertado un vivo interés entre la prensa lusa. Amable y sonriente, trufa sus respuestas en una entrevista a Efe con numerosas referencias literarias (Cervantes, Italo Calvino, Milan Kundera, Jorge Manrique o Hemingway son algunos de los nombres que cita) y sus palabras adquieren velocidad e intensidad cuando se le pregunta por las críticas a su última novela.

«Cuando tocas temas tan duros, como he hecho en últimos trabajos, estás expuesto a este tipo de cosas, pero está bien que la literatura haga esto, que perturbe, remueva, que la gente te grite, te insulte; es bueno, no es malo», apunta. El monarca de las sombras aborda la vida de Manuel Mena, un tío abuelo materno que, peleando en el bando franquista en la Guerra Civil española (1936-39), murió en la batalla del Ebro a los 19 años; el retrato le ha valido acusaciones de ambigüedad o equidistancia ante el golpe de Estado militar.

LAS VERDADES DE LA LITERATURA // «Si no saben leer, qué quieres que te diga. Es que la gente no entiende lo que es la literatura. Las verdades de la literatura no son como las del periodismo o la historia, que solo pueden ser claras, nítidas, taxativas, inequívocas», argumenta. El escritor considera que las verdades de la literatura son por el contrario «ambiguas, contradictorias, poliédricas, esencialmente irónicas» y persiguen «entender», que es «la única forma de prevenirnos de incurrir en los mismos errores».

El problema, agrega, es que se mezclan conceptos como «entender» y «justificar». «Son dos cosas completamente opuestas. Yo no paro de escribir sobre esto, porque es de una estupidez suprema. Esto forma parte de un fanatismo feroz que puede tener unas consecuencias catastróficas para la cultura y para los seres humanos», afirma.

¿Nota que haya fanatismo con respecto a la cultura? «Absoluto, absoluto», responde Javier Cercas a esta pregunta. El escritor pone como ejemplo Lolita, que permite «entender, meternos en la mente de un pervertido, de un auténtico pervertido torturado porque sabe que está cometiendo una atrocidad destrozando la vida de una niña».

«Creer que meternos en esa cabeza es justificar esas atrocidades es de una memez suprema. Es acabar con el pensamiento y con la cultura. (...) Entender es la única forma de prevenirnos de incurrir en los mismos errores», apostilla.