La ópera vuelve al escenario del Gran Teatro con un título, Carmen, de Bizet, que «desgraciadamente» tiene una gran vigencia al tratar el tema de la violencia de género, una «lacra» social que se denunció ayer durante la presentación de este montaje, que se pondrá en escena en el Gran Teatro el próximo viernes y domingo, dos únicas funciones en las que las localidades están prácticamente vendidas. La historia de la famosa cigarrera que muere a manos de un examante celoso llega a Córdoba con una producción escénica del Teatro Villamarta de Jerez, bajo la dirección de Francisco López, y la producción musical del Gran Teatro, con la batuta de Lorenzo Ramos, director titular de la Orquesta de Córdoba. El montaje también cuenta con la participación del Coro de Ópera y la Escolanía Cajasur, según explicó Ramos, que señaló que lo que «más sorprende» de esta ópera --«una de las tres más grabadas e interpretadas de la historia de la música y que gracias a Bizet, Mérimée, Meilhac y Halévy ha convertido a Carmen en uno de los arquetipos de la literatura española»—es que siga tan vigente hoy en día, refiriéndose a la violencia de género, «que ya tenía lugar en aquella novela de Merimeé».

«La música es maravillosa, pero la escena está ahí, y no podemos mirar a otro lado, pensar que simplemente es una obra de teatro», señaló Ramos, que subrayó que el «mensaje que da Carmen es el de que ella es, ante todo, libre», instando a «defender la libertad de la mujer para tomar sus propias decisiones en la vida», por lo que mostró su interés en dedicar estas dos funciones «a las mujeres que han sido víctimas de la violencia de género». En cuanto a la música, resaltó que la versión que se interpreta, la de los recitativos de Giraud, «acorta mucho la duración de la ópera, aunque cercena mucho la trama». Por otro lado, recordó que el estreno de esta pieza en la Opera Cómica de París fue un fracaso porque «la gente estaba acostumbrada a ir a ver comedia», y Bizet, que murió a los tres meses, no llegó a conocer el éxito de su ópera.

«Es curioso --continuó el director--, porque tres de los números de esta obra, La Habanera, La canción del toreador y El aria de Micaela, los compuso durante el ensayo porque no quería incluir arias que fueran una anécdota musical, sino que todo estuviera relacionado con el texto, y lo que no podía imaginar es que por ceder a los gustos de los cantantes o empresarios realizaría tres grandes éxitos de la ópera». Por último, Lorenzo Ramos reconoció «el gran trabajo del elenco».

Por su parte, María José Montiel, que da vida al personaje central, señaló que es una producción de «enorme belleza plástica, donde cada escena parece un cuadro», resaltando el vestuario del montaje, realizado por Jesús Ruiz, «toda una obra de arte», así como el «buen hacer» del resto del elenco, «todos ellos cantantes de primera línea mundial». Montiel añadió que «Carmen es una mujer que puede ser tanto de la época en la que se compuso la ópera como de nuestros días» y es «una mujer libre, trabajadora y aplastada por el yugo masculino». «Es una cigarrera pobre que tiene que buscarse la vida como puede para subsistir en un mundo de hombres», continuo la cantante, que calificó a su personaje como «fuerte, líder y, sobre todo, que aboga por su libertad», una libertad que «le pasa factura porque da con un hombre que finalmente la mata, que es lo que está ocurriendo actualmente en el mundo».

«Es un tema brutal, pero tenemos, de alguna manera, esta ópera para poder reivindicar y hacer un llamamiento a la sociedad para que esto pare ya», subrayó Montiel, que aseguró que «es una ópera maravillosa, pero el último acto es brutal: o conmigo o te mato». Antes de acabar su intervención, la artista instó a una educación en Humanidades, ya que «todo lo que conlleva enriquecer el alma humana y hacer al ser humano más espiritual, nos haría mucho mejores».

A la presentación también acudieron otros de los cantantes que dan vida a los personajes de esta ópera, como Albert Montserrat, Auxiliadora Toledano y Javier Franco, además del escenógrafo Jesús Ruiz. Por su parte, el delegado municipal de Cultura, David Luque, mostró su satisfacción por la vuelta de la ópera al Gran Teatro, algo que «no ha sido fácil», ya que «los procedimientos administrativos cainitas que hay actualmente en el ámbito de la cultura se convierten en una auténtica pesadilla», por lo que «se está viviendo un momento complejo en cuanto a la normativa», que afecta a nivel nacional. «Creemos que es una obligación de las instituciones públicas» ofrecer este tipo de montajes y «mantener algo que muchas veces si no se hace desde lo público puede llegar a perderse».