Son 27, todos varones, entre bandurrias, laudes, guitarras, un contrabajo y un coro de 16 hombres, que no pasan desapercibidos por el salero y el orgullo con el que lucen la tradicional combinación de capa y sombrero cordobés. Responden al nombre de Noches de mi Ribera y, desde que decidieron unirse en 1996 por amor al arte, el de su tierra, no solo se han ganado el aplauso de los cordobeses de origen, sino también el de otros andaluces, que ven en sus adaptaciones la antigua esencia del Sur hecha música.

«Queríamos abrirnos a nuevos repertorios, pero yendo siempre con la música cordobesa, porque es nuestra razón de ser y nosotros destilamos Córdoba por los cuatro costados», comenta Ángel Alcázar. El músico recuerda con emoción el lleno total en la sede de la Fundación Cajasol, donde presentaron su último trabajo, Serenata a la luz de la luna, un disco que representa la consolidación artística del grupo, con un leve viraje hacia otras tradiciones. A clásicas composiciones de Ramón Medina, como Serenata a la Mezquita y Noches de mi ribera, tan características de la idiosincrasia cordobesa, se suman, por ejemplo, El último bolero del granadino Carlos Cano y Habaneras de Cádiz, de Carlos Cano y Antonio Burgos. También está presente la figura del compositor vasco Carmelo Larrea, con el que fue uno de sus éxitos, Dos cruces, y que la agrupación incluirá en el repertorio de su tradicional concierto en la Plaza de Capuchinos en la víspera del viernes de Dolores. Esta noche, el Cristo de los Faroles volverá a ver a sus pies a estos caballeros cordobeses que, después de 22 años honrándolo a él y a su virgen, han pasado de cantar austeramente de pie frente al cristo, a llenar la plaza hasta los topes, teniendo que hacer uso de un auditorio improvisado.

Tras el concierto, que dará comienzo a las 22.00, los 27 caballeros pasarán dentro de la iglesia para cantar a la Señora de los Dolores el Padre Nuestro, Bendita sea tu pureza y una plegaria. Todo ello, como es habitual, bajo la dirección musical de Pedro Peralbo.

Desde que la propia Mezquita los vio nacer en su primer concierto, hasta el recibimiento que volverán a darles esta noche el Cristo, la virgen y un público fiel, Noches de mi Ribera se ha ido convirtiendo en el primer referente de la tradición musical y cultural de la ciudad, pronto de toda Andalucía. Ahora, buscan a jóvenes músicos y cantantes a los que entregar el testigo, para que en las noches de luna llena y olor a azahar no deje de sonar nunca Soy cordobés.