José Calvo Poyato vuelve a sumergirse en el siglo XVIII en El espía del Rey (Ediciones B) para contar a modo de thriller la historia de Jorge Juan, un inteligente marino y científico español al que se le da la importante misión de debilitar la todopoderosa armada británica en una época de graves conflictos políticos y territoriales entre Inglaterra y España. A través de esta historia de espías, el lector pasea tanto por el Londres aristocrático como por el de las tabernas y tugurios donde el protagonista busca la información de todo lo que se cuece en los astilleros ingleses. Este contraste en el episodio del James Bond español es lo que ha provocado una novela que también sirve para reivindicar al personaje y sus logros. Esta tarde, Calvo Poyato hablará de él durante la presentación del libro en el salón de actos de Cajasur (avenida del Gran Capitán), a las 19.30 horas.

-¿Qué le atrajo del personaje? ¿Por qué profundiza en su vida?

-Es un personaje del siglo XVIII, del que Menéndez Pidal dijo que era el menos español de todos nuestros siglos, y al que se le ha prestado poca atención. Por otro lado, hay una generación de marinos ilustrados que, además de combatir en la armada, eran hombres de ciencia, y creo que Jorge Juan era un prototipo de esos hombres. Por último, hay un elemento de tipo histórico que es cómo en nuestro país no le damos importancia a lo que nuestra gente importante hace. Cuando demuestra que la Tierra está achatada por los polos, media Europa lo solicita para dar conferencias, mientras que en España no se le hace caso e, incluso, tiene problemas para publicar libros sobre sus observaciones astronómicas. Por tanto, con este libro quiero reivindicar a nuestra gente que ha merecido la pena, hacer justicia.

-¿Qué fue lo que le precipitó a escribir una novela sobre él?

--Un episodio de su vida que me dejó sorprendido. El Marqués de la Ensenada lo manda a Londres a una complicada misión que le obliga a disfrazarse, a visitar los bajos fondos, en busca de los secretos de la armada inglesa. Pero se produce un contraste, a mi modo de ver, muy atractivo. Hay un Jorge Juan que es agasajado por la mejor sociedad de Londres, por los grandes científicos y la aristocracia, pero por la noche se disfraza y se mete en las tabernas londinenses. Cuando me enteré de este episodio, supe que había una novela.

-Fue un hombre de muchas vertientes. ¿Cuál es, a su juicio, la más importante?

--La de un marino con una fuerte formación científica y, sobre todo, con un gran deseo de investigar. Cuando va a Londres, su primer deseo fue conocer el Observatorio de Greenwich. Al volver a España, convence a Ensenada de que hay que construir uno. El Observatorio que tiene la armada española en San Fernando tiene su origen en el que monta Jorge Juan, él trataba de proyectar sus conocimientos para conseguir adelantos importantes.

-¿Con qué personajes nos vamos a encontrar en esta novela? ¿Cuanto hay de ficción?

-Al escribir esta novela me encontré con un problema: no había ninguna mujer relevante que fuera el contrapeso femenino del personaje masculino. Ni Jorge Juan ni Ensenada se casaron, fueron dos solterones. Por tanto, tuve que crear a Claudia Osorio, lo que me va a permitir construir un thriller. El padre de Claudia aparece cosido a puñaladas flotando en las aguas del Sena y ella se empeña en conocer las circunstancias de la muerte de su padre. Y su camino se cruza con el de Jorge Juan. Una novela histórica no puede alterar los hechos. Yo tengo la obligación de recrear los hechos y, aunque algunos personajes no existieron, sí responden al perfil de la época.

-La novela también recrea con detalle la época en la que transcurre. ¿Le ha costado documentarse?

--Hay que documentarse mucho y, cuando empiezas a escribir, hay mucho trabajo detrás. A mí me interesan los detalles menores, y eso cuesta encontrarlo. En este caso, es el Madrid de las tertulias donde los tradicionalistas confrontan sus ideas con los ilustrados. Allí se habla un poco de todo, hasta de los cambios en la tauromaquia. Yo he querido recrear todo esto, y cómo la Inquisición sigue estando presente, aunque con menos fuerza.

-¿También tuvo problemas con la Inquisición?

--Le prohibieron publicar su libro porque defendía las tesis de Copérnico. Aquello se resuelve de una manera muy peculiar.

-Ha buceado en muchas épocas de nuestra historia. ¿Cuál es su preferida?

-El transito del siglo XVII al XVIII. Me siento muy cómodo en ese periodo, aunque siempre me han atraído las mujeres de distintas épocas que no se conformaron con el rol que su sociedad les había destinado, las que rompen los esquemas de su tiempo

-Ante un personaje histórico, ¿que criterio sigue para hacer una novela o una biografía?

-El novelista se puede tomar unas libertades que no se pueden utilizar con una biografía. Una historia de espías es más novelesca que biográfica y te permite moverte en una serie de territorios de la literatura que no admite una biografía. Claudia Osorio no existiría en una biografía de Jorge Juan. Yo soy un historiador que se divierte escribiendo novelas, y cuando manejas documentación de un personajes terminas tomándole simpatía.

-¿Cuantas novelas encierra la historia?

-Más de las que podríamos escribir un montón de gente trabajando sin parar. Aunque es un tópico, la realidad supera la ficción.Hay una gran cantidad de personajes y situaciones que podrían dar pie a una novela y se puedee escribir de muy distintas perspectivas.

-¿Cuál será su siguiente protagonista?

--Ahora estoy con un cordobés, José Amador de los Ríos, después de que en alguna ocasión me han dicho que le he dedicado poca atención a Córdoba, aunque en mis novelas siempre hay guiños a la ciudad. De los Ríos es un personaje muy singular.