Rafael Álvarez El Brujo reconoce que el público está volviendo al teatro, aunque no como antes de la crisis, y apunta que el gran problema de estos años ha sido que «el Gobierno ha manifestado un desprecio total hacia la cultura», todo ello, indica, «porque la sociedad se lo ha permitido».

En ese saco mete también a los actores, de los que dice que «hemos permitido este disparate de que un Gobierno ponga el IVA de la Cultura a un 21%», señala el actor en un descanso del ensayo de la obra Misterios del Quijote, que interpretará en el 33 Festival de Teatro Clásico de Alcántara (Cáceres).

El actor y director cordobés indica que «el Gobierno es solo un reflejo de lo que la sociedad permite» y pone de ejemplo que «al Estado nunca se le ocurriría despreciar de esa manera al fútbol», al que en cambio «le idolatra».

FÚTBOL, CULTURA E IVA / Por este motivo, asegura que no se le ha ocurrido subirle el IVA y le ha puesto el 10%, mientras que la Cultura ha tenido el 21% durante cuatro años.

«A unos chicos que hacen una obra de Lope de Vega les imponemos el 21% y, sin embargo, a clubes como el Madrid o el Barça, para que se lleven millones y millones los directivos y los futbolistas, un 10% y todo con el permiso de la sociedad», reflexiona el actor.

A su juicio, la sociedad se mueve en un mundo entre la cordura y la locura y por eso El Quijote siempre está de actualidad, señala El Brujo, quien ofrecerá de nuevo una versión del clásico de Cervantes al público de Alcántara el próximo día 3 de agosto.

‘LOCURA’ A ESCENA / En la función, Rafael Álvarez recrea algunos episodios de Don Quijote, trae la actualidad política a la escena y se relaciona con el público en un tono íntimo y humorístico. La obra, según explica, ha tomado la palabra misterio por sus raíces etimológicas, conectada al origen de la tragedia y al nacimiento del teatro. Más aún, aclara que se trata de la búsqueda de la experiencia poética o espiritual que no puede ser expresada con palabras.

Los Misterios del Quijote son por tanto, según El Brujo, los rincones ocultos del ingenioso hidalgo que están detrás y que dan sentido pleno a todos los disparates y los episodios; es en definitiva, ha dicho, «el corazón de la manzana del Quijote». De una obra tan universal como ésta, indica, se ha dicho todo, pero él ha querido recoger esa parte que está conectada con el teatro antiguo, con la tragedia griega y con el sentido de la locura, la cordura y la trascendencia.