No está mal, de vez en cuando, incluso puede resultar terapéutico, huir de esa cosa que algunos llaman realidad y que se nos presenta en el día a día en forma de titulares, tan reincidentes que nos llevan al hartazgo, donde abundan las cifras del paro, los alcaldes (con piel de cordero y alma de lobo) que hacen lo que les viene en gana, los falsos balances siempre absurdos y deshonestos de los popes de la in/cultura local, la crisis (¿qué crisis?) de los ricos /ricos y los pobres/pobres, las corruptelas que ya son moda entre la clase que otros llaman casta llevándonos a donde estamos... Y así podríamos seguir hasta derrochar esta columna. Pues bien, huir de esa realidad, insisto, siempre puede ser una alternativa refrescante cuando se trata de refugiarse a cubierto de la que está cayendo (y no hablo ahora en términos meteorológicos) frente a una película como ésta, que supone todo un soplo de aire fresco en la cartelera veraniega, algo que me recuerda el regalo de estas últimas navidades procedente de la filmografía de los hermanos Coen. Sin llegar a la profundidad y excelencia de 'A propósito de Llewyn Davis', 'Begin again' ('Recomenzar') sí que arranca de la misma manera, con la interpretación (guitarra en mano) de una canción en directo por parte de la protagonista (encarnada en la presencia y voz de Keira Knightley, que aquí no se corta a la hora de cantar) en un local de copas donde se produce el encuentro con su salvador, un tipo pasado de alcohol y en horas más que bajas a nivel personal y profesional, un productor más bohemio que negociante interpretado por Mark Ruffalo. El film de John Carney (el mismo de 'Once') coquetea con la comedia romántica otorgando protagonismo a lo musical, ahora no en Dublín, sino en Nueva York. Cine y música pueden ser una alternativa refrescante y un regalo si se contempla la opción de su visionado en versión original subtitulado.