Una escritora en plena crisis, agotada, después de su último éxito literario, suspende la firma de libros dejando a muchos lectores sin ese contacto personal entre emisor y receptor de la obra. Sin embargo, una misteriosa mujer atrapa su atención y no sólo consigue la firma sino que además se irá introduciendo en su vida hasta límites insospechados. Así arranca la última película de Roman Polanski, escrita junto al crítico y cineasta Olivier Assayas y basada en la novela de Delphine de Vigan. En este inquietante y ambiguo filme de suspense encontraremos todo un duelo interpretativo entre las actrices que encarnan a la perturbada novelista, Emmanuelle Seigner (pareja sentimental y musa del realizador desde hace muchos años), y la fanática seguidora de su obra (una Eva Green que sabe imantar no sólo a su partenaire sino también al espectador); ambas realizan un gran trabajo donde la dominación está muy presente como leitmotiv de un argumento muy sugerente que, quizás, no termine por cuajar del todo y se vea forzado a un final que puede hacer dudar con respecto a lo que se ha visto, planteándose uno qué dosis de realidad y ficción se han introducido en el guión. He ahí el juego que nos llevará hipnotizados durante el trayecto del relato.

No es la primera vez que nos encontramos con este tipo de relación entre escritor y lector fanático que irrumpe en su intimidad. Recordemos Misery, la adaptación que realizó Bob Reyner en 1990 de la novela de Stephen King. La suplantación estará también presente, como acostumbraba Patricia Highsmith a introducir en sus relatos. Y, desde luego, muchas de las claves del autor de El quimérico inquilino (1976) o Repulsión(1965), donde lo psicológico tiene tanto protagonismo, están muy presentes en esta D’après une histoire vraie. No me resisto a recomendar una novela editada por Almuzara, Opera Magna (29º Premio Jaén de novela) de Vicente Marco, donde se habla del autor acosado por alguien que perturba su vida.