El teniente de alcalde David Luque, delegado municipal de Recursos Humanos, Cultura y Patrimonio Histórico, destacó como principal nota de la 37ª edición del Festival de la Guitarra de Córdoba la «enorme calidad» de los participantes en los distintos programas y eventos del ciclo, así como «la extraordinaria repercusión que ha tenido tanto fuera como centro de la ciudad», sobre todo en medios de comunicación especializados y con una notable influencia, explicó ayer el también presidente del Instituto Municipal de Artes Escénicas (Imae).

Luque hizo estas consideraciones a preguntas de Diario CÓRDOBA en una primera valoración sobre la edición que anoche se clausuró, y respecto a las preocupaciones sobre una posible bajada de espectadores (los críticos han coincidido en señalar que, especialmente en las grandes citas, se ha estado lejos del lleno) Luque recordó que este año se ha optado por escenarios, formatos y contenidos más íntimos y reducidos, además de considerar que «ahora mismo, en este mundo nadie llena».

AMARAL EN LA AXERQUÍA/ El concejal realizó esta reflexión la tarde de ayer, advirtiendo que aún no se podía hacer una valoración en profundidad, entre otras razones, al no disponerse de los últimos datos de asistencia en el Festival.

Más aún, quedaba por ver el desarrollo de los dos últimos espectáculos del programa de la 37ª edición: el concierto en el Gran Teatro del guitarrista y compositor cordobés José Antonio Rodríguez y, en el Teatro de la Axerquía, la actuación de los zaragozanos Amaral, en torno a las 11 de la noche.

Fue la poderosa voz de Eva Amaral, junto a la guitarra de Juan Aguirre y la banda al completo (Tony Toledo en la batería, Tomás Virgós al piano y Ricardo Esteban al bajo, con una especial coreografía con la luna y las constelaciones como protagonistas, que la casualidad combinó con una peculiar y fresca noche de luna llena cordobesa) la que cerró el 37º Festival de la Guitarra de Córdoba, todo ello con su espectáculo Nocturnal.

Dos horas antes, a las 21.00, en el Gran Teatro de Córdoba, era el compositor y guitarrista flamenco José Antonio Rodríguez el que cerraba la programación de este otro gran escenario del Festival, llevando a las tablas del emblemático teatro el flamenco unido con otras músicas en un concierto que se presentó tan «dinámico» como «lleno de ritmo y a la vez intimista», según valoraba la organización sobre su propuesta Manhattan de la Frontera.

El premiado e internacionalmente reconocido José Antonio Rodríguez estuvo acompañado de su segundo guitarra, Manuel Montero, además de macarena de la Torre (voz), Pedro Vinagre (bajo eléctrico) y Agustín Henke, estando previsto que cerrase su actuación con la participación de otros cuatro premiados guitarristas: Niño Seve, Francisco Prieto Currito, Alejandro Hurtado y Alfonso Linares.

Por su parte, el programa formativo del Festival ya había concluido por la mañana con una clase magistral del guitarra de jazz Kurt Rosenwinkel impartida en el Teatro Góngora, todo ello apenas doce horas después de deslumbrar junto a su banda, la Caipi Band, en su actuación del sábado en el Gran Teatro.