Lo dice ya en la introducción de su nuevo libro: que es el peor indicado para dar consejos, que tiene un ego que no se puede permitir, que se quiere por encima de sus posibilidades, que sus escasos éxitos profesionales han sido casi siempre fruto de la casualidad. Que no tiene ni puñetera idea de casi nada. Así que la primera sensación que da el libro es que está escrito por algún negro. Risto Mejide sonríe, menea la cabeza. “No, no. Lo escribí yo. Es un libro que, para empezar, no tiene negros”. Negros blanqueados, los llama. El creativo comparte autoría con el escritor y crítico musical Juan Carlos Moreno Delgado, el editor Roger Domingo y su propia mujer, la presentadora Ruth Jiménez.

Cuesta encontrar piedras que tirar al tejado de Risto. Él siempre se ha arrojado ya las más llamativas. Así que quizá hay que calibrar el dicho: la mejor defensa es el ataque a uno mismo. “Hay que salir criticado de casa -responde el ex terror de los triunfitos-. Es una cosa que yo he practicado siempre. Sé muy bien lo que hago bien, pero también sé muy bien lo que hago mal. Porque tengo mucha gente que me lo dice”. Mucha gente = 1,5 millones de seguidores en Twitter, 72.000 en Instagram, más de 127.000 en Facebook. Un alcance total estimado de 12 millones de impactos, según su 'biopic' de solapa. Casi tantos lectores como toda la prensa escrita española. ¿Que cómo una persona que no tiene ni idea de nada ha llegado a tener esa potencia mediática? “Porque creo que una de las cosas que sí sé hacer es comunicar”, responde él de carrerilla.

Ya va por su quinto libro. Título muy Risto: 'No busques trabajo' [él así ha encontrado siete]. Desmonta 50 excusas para no salir de la zona de confort. Es un libro con precuela: nació de uno de sus artículos dominicales del suplemento 'Más Periódico' ('El Periódico de Catalunya'). El del 19 de mayo se convirtió en el más retuiteado del país. ¿Qué tiene el libro que no se pueda encontrar ya en Internet? “Mi punto de vista”, responde su autor. Autoayuda a lo Risto Mejide: a bocajarro y con collejas. “Quien piense que voy a inventar la sopa de ajo, que no lo compre -dice-. No estoy descubriendo nada nuevo. Listo las cosas que va bien recordar”.

A continuación, los 10 mandamientos del Mesías de Twitter para ser tu propio jefe [hace siete años que él lo es]. Con una salvedad: aquí no hay milagros. No buscar trabajo cuesta bastante trabajo.

1. Deja de soñar con ser funcionario

Primer mandamiento basado en estadísticas: “El 56% de los españoles de 16 a 30 años sueñan con ser funcionarios”, recoge el libro de Risto. Si a alguien se le ocurre desmarcarse del españolito medio, aquí va el porcentaje con bofetada: “El 92% de los emprendedores dicen que España no es el país indicado para poner en marcha negocios ni empresas”. Risto cambia el abracadabra moderno -“emprender”- por “autoemplearse”. “Emprender pueden muy pocos. Autoemplearse podemos todos”, garantiza el creativo. Autoemplearse = “No significa abrir un negocio, sino generarte tu propio empleo. Ser un autónomo que vende una habilidad que le hace especial”. Contraindicaciones: “No es la panacea. Te llevas mucho trabajo a casa y hay jornadas de 16 horas, sí. Pero puedes elegir dónde trabajas, puedes elegir con quién trabajas”. ¿Ventajas? “Es la única empresa de la que jamás te podrán despedir”.

No se requiere experiencia. Risto pone como ejemplo a David Ogilvy, “uno de los mejores creativos de todos los tiempos”. Se estrenó con 38 años. Había sido cocinero, vendedor, diplomático, granjero. Nunca antes había redactado un texto publicitario.

Tampoco se necesita inversión mínima. A Alec Brownstein le bastaron 6 dólares para conseguir dos ofertas de trabajo. Puso un anuncio que aparecía cada vez que se tecleaban en Google los nombres de los seis directores creativos más importantes de Nueva York, que precisamente tenían tendencia a la egobúsqueda. Así que cuando los directores se googleaban a sí mismos, leían: “Buscarse a uno mismo es divertido, contratarme a mí lo es mucho más”.

Moraleja: “Tú decides a qué grupo quieres pertenecer: a los que lloran o a los que fabrican pañuelos”.

2. Descubre tus rarezas

En qué eres raro. No especial. “Lo de especial conlleva un matiz positivo -remarca el libro-. No necesariamente lo que nos diferencie será algo de lo que podremos estar orgullosos. Y allí también existirá oportunidad de negocio”. “Eso -añade Risto- va radicalmente en contra de los currículos. Un currículo es una lista de cosas que todo el mundo conoce y muchos más han hecho. Cuanto más tendía a la uniformidad hasta hace poco, mejor eras. ‘He-estudiado-en-la-universidad-de-Harvard’. Poco a poco hemos ido descubriendo que eso es mentira”.

¿Cómo se descubren las rarezas? “Yo defiendo que es a partir de lo que más molesta -responde el publicista-. Lo que más te cuesta meter en el currículo”. Así que toca hacerse autoanálisis. “Siéntate con alguien que te conozca bien”. Y escribe en un papel: “Yo soy el único que, dos puntos”. “Para venderte a ti mismo tienes que buscar en qué eres único. Ese es el primer paso que defiendo siempre. Y que moleste a gente”. Que moleste a la gente correcta. “Es lo que espero comunicarle a mi hijo algún día. ‘Oye, ¿quieres ser pizzero? Sé pizzero, pero sé el único que: reparte en pelotas”.

3. No seas un ‘miedocre’

“El mayor enemigo -advierte Risto- lo tenemos dentro”. El miedo. Miedo al fracaso, al qué dirán, a tener razón. A conseguirlo. “Y a perder lo que has conseguido -termina de enumerar el creativo-. El miedo te va a estar acompañando toda la vida. Te vaya como te vaya. El tema es qué relación estableces con tu miedo. El que no tiene miedo es temerario. El valiente es el que lo tiene y aun así actúa. Yo intento convertirlo en ruido cuando aparece. Ruido ambiental. Está ahí. Pero no dejo que dirija mi vida”.

De ese ruido ambiental se recomienda quedarse con un estribillo: hay que estar dispuesto a asumir riesgos. “El riesgo es la manera que tiene la vida de decirte que puedes tener una vida más interesante”, dice el creativo. Aunque los porcentajes no ayudan: solo el 12% de los encuestados en el Eurobarómetro de 2010 se identificaban con la frase “soy una persona que toma riesgos”. ¿La fórmula mágica? Distinguir “riesgo” de “incertidumbre”. Tener un optimismo moderado. Y seguir el consejo del espía peliculero Jason Bourne: “Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor”. La mala suerte -advierte Risto- es la excusa de los fracasados.

4. Fracasa

“Fracasa rápido y barato”, aconseja el creativo. “Que no te vaya la vida en ello. Si tienes 100.000 euros, no los pongas todos en la misma cesta. Haz 10 proyectos de 10.000. Y el que te salga mal que no te cueste la vida”. Risto insiste en que él trabaja para fracasar. “Mucho y bueno”. “Hace poco un tuitero decía: ‘Risto Mejide es un fracasado. Fracasó como músico, fracasó en sus programas de televisión, fracasó como productor musical...’. Si es que estoy orgullosísimo de estos fracasos. Y te has quedado corto -el creativo enumera unos cuantos más en su último libro-. Pero esos fracasos me han llevado hasta aquí. Esa es la parte que falta. La gente reniega de sus fracasos. Son los hijos bastardos”.

Frase para recitar de carrerilla ante potenciales inversores: “El fracaso es la única forma que tiene la vida de comprobar que realmente deseas conseguirlo”. De hecho, según recoge el publicista, en EEUU hay bancos que solo conceden créditos para proyectos de emprendedores que ya han fracasado antes.

“Espabilamos gracias a morder el polvo”. Es uno de los mantras de los gurús: conviene equivocarse antes de acertar. “Los mejores profesionales que me he encontrado en mi vida eran auténticas plantas de reciclaje de fracasos. Cogían su fracaso y lo convertían en botella de plástico”. Ya. Pero ¿y de qué comes mientras? Risto echa mano de la pirámide de Maslow (esa jerarquía de necesidades que se memorizaba en el colegio). “Si no tienes para comer, lo primero, come. No hablemos ni de realizarte ni de ser profesional de éxito. Primero come, y luego vamos al siguiente nivel”.

5. Ten fe en ti mismo

Verdad de Perogrullo para sacar pecho sin autolesionarse: “Hay millones de personas mejores que tú, pero tú eres también mejor que otros millones de personas en algo”. Debe ser la muletilla del autoempleado: con-fi-an-za. La confianza se transmite. “Si no crees tú en ti mismo, el que está al otro lado de la mesa tampoco lo va a hacer -apunta Risto-. Eso se comunica de manera no verbal”.

Chute de autoconfianza: “El mundo está lleno de carteras dispuestas a dejarse seducir por cualquier cosa que sea novedosa o sugestiva”. Es decir: que ahí fuera hay mercado para los productos más extraños. “Nadie es imprescindible, ya lo sabemos -adelanta el publicista-. Pero todos los días pagamos productos y servicios que nos han convencido de lo contrario. Todos los días”. Por ejemplo, ya hay una empresa que instala códigos QR en las lápidas para ver al muerto en vida a golpe de 'smartphone'. “Son empresas que han encontrado su nicho, nunca mejor dicho, de mercado”, sonríe el creativo.

6. Sé un oportunista

Es la cualidad básica de todo autoempleado del mes: “Un buen autoempleado no se distingue tanto por sus ideas geniales como por su capacidad para encontrar oportunidades”. Hay muchas ideas -apunta el libro- que pululan por el mundo a la espera de que alguien saque su red y las cace. Por ejemplo: la del yogur helado. Ya existía fuera de España. Sacó la red Pedro Espinosa. Hoy tiene 122 establecimientos y factura 26 millones de euros, recoge Risto.

Las oportunidades se generan, añade el creativo. “No tienes que esperar en tu casa a que te venga la oportunidad. Puedes forzar a que ocurra”. Él saca el ejemplo de su propio dormitorio. “Si no fuera porque yo me puse repetidas veces en el camino de mi mujer, hoy no estaría conmigo. Yo la perseguí. Me puse delante, me puse delante, me puse delante, y al final me dio la oportunidad. [Desde que le mandó el primer sms, “me has hecho volver a creer en las hadas”, hasta que empezaron a salir pasaron tres años]. Yo era un acosador casi [se ríe]. Yo generé esa oportunidad de donde no existía. Porque ella desde el principio me mandó a la mierda directamente. De mandarme a la mierda pasó a ser hoy la madre de mi hijo. Es quizá mi mayor triunfo en la vida. Soy un oportunista”.

La clave: “Que la persona acosada no tenga otro remedio que sonreír. Igual en la venta. Esa es la manera: buscar siempre la sonrisa del otro en cada paso. El acoso con sonrisa es lo que funciona”.

7. Estate dispuesto a cambiar

Hubo un tiempo en el que los empresarios decían sin reír “contrato indefinido”. Hace años de eso. Pero la estabilidad en el trabajo, ese concepto tan 'vintage', sigue siendo la prioridad del 74% de españoles, según algunas encuestas. Así que se impone cambio de chip: “El concepto perenne ha quedado caduco”, advierte Risto. “El mundo de hoy nos empuja a ser flexibles y polivalentes”. Eso también incluye abandonar las ideas cuando no funcionan, añade el jurado televisivo. “Ser capaz de despegarte de una idea que te está hundiendo en la miseria”. De esa “cojoidea” que va a salvar al mundo. “Hay gente convencida de eso y nadie de su entorno le está diciendo: ‘Chist, para’, o ‘esto ya existe’, o ‘hay algo que no funciona”. Vuelta al análisis autocrítico. “O lo haces tú o lo haces con el entorno, pero en algún momento tienes que hacerlo. Porque pegarse a una idea -asegura el creativo- puede ser la mejor manera de pegarse una hostia”.

A estas alturas, hay que saber conjugar bien el verbo más importante del márketing: escuchar. “Escuchar a tu entorno. Escuchar al consumidor. Escuchar las sugerencias que te llegan. Ser capaz de integrarlas, valorarlas, y pensar: ‘Pues quizá esto que me está diciendo me ayuda’. Escuchar”. Es el secreto, dice Risto, para fidelizar a los clientes. “Por eso es tan difícil encontrar un emprendedor, porque es un balance muy complicado entre la pasión por lo que haces y la humildad para ser capaz de despegarte de ello”.

Diversifícate. Es el mejor consejo que se ha dado Risto a sí mismo. De jefe explotador a autoempleado. Ahora acumula siete trabajos: tiene una agencia de publicidad (Aftershare.tv) y una productora de televisión, colabora en 'El Periódico de Catalunya', da conferencias, escribe libros, ejerce de 'business angel' (inversor), lo que ha terminado cristalizando en la aceleradora de negocios Conector.com, y es jurado televisivo ('Tú sí que vales', Tele 5). “Diversificar -justifica sus tics de 'workaholic'- te otorga independencia”.

8. Deja de enviar currículos y empieza a conocer gente

El consejo es de Juan Merodio, experto en márketing digital y redes sociales. “En los tiempos de Internet y las redes sociales no puedes decir que no conoces a nadie”, añade Risto. “Conectarte con gente te va a suponer muchos más beneficios que hacer 10.000 posgrados y doctorados. Yo en LinkedIn tengo 5.000 contactos. Es la base de gente a la que primero recurro cuando busco a alguien”.

LinkedIn, Twitter, Facebook, Tuenti. “Busca a gente que esté haciendo lo que tú quieres hacer [teclea “blogs de emprendedores” en Google. Solo marketingguerrilla.es tiene 100 referencias]. Fíjate a quién siguen. Sobre qué escriben. Copia a quien quieras parecerte y pronto empezarás a tener tu propia marca”, aconseja el publicista. Crea un blog. Abre una web profesional. “Empieza regalando todo lo que sabes”. Risto propone seguir su “teoría del cuarto oscuro”: “Dar, dar y dar con la esperanza de recibir algún día”. E ir siempre de culo, se da por hecho. “Viene en el 'pack'”, se ríe el publicista.

9. Busca problemas

Lo repite el profesor Xavier Sala i Martín de conferencia en conferencia: habría que educar a los niños a buscar problemas donde no los hay. “La búsqueda de problemas es una búsqueda de oportunidades”, le justifica Risto. “No nos han educado para buscar los problemas. Y la vida, y sobre todo el sector servicios, consiste en solucionar problemas a tus clientes”. Es la fase clave para hacerse imprescindible. “Mirar donde todo el mundo mira y ver lo que nadie más ve”. Es decir: estudiar al potencial comprador e identificar qué problemas tiene. “Incluso descubrirle aquellos que no sabía que tenía -apunta el creativo- . Un gran 'marketiniano' es alguien que te dice: ‘Tú no lo sabes, pero tú me necesitas’. Y luego te convence. Eso es lo que hizo Steve Jobs. Cuando lanzó al mercado el iPod, ya existía el reproductor mp3”. Así que “NO” en el vocabulario de Risto Mejide significa “Necesidad Oculta”. Quiere decir “que no has dado con la necesidad latente del que te está escuchando”.

10. Recurre a la familia y amigos

Las tres efes, que dicen los americanos: Friends, Family and Fools. Amigos, familia y locos o tontos, según convenga traducirlo. Alternativa postburbuja inmobiliaria a los bancos. “Por culpa de la incertidumbre sobre el futuro de España -recoge Risto-, hay más de 738.000 millones de euros de particulares en depósitos que están rindiendo un mísero 1,41% como media. Si consigues convencer a un 0,0001% de ese capital de que tú podrás darle más de un 1,41%, ya tendrás más que asegurada tu inversión inicial”. Si no, hay dos opciones más: buscarse un 'business angel' (inversor privado) y el capital riesgo (entidades financieras). Y tatuarse una frase en la frente: libérate de compromisos. Es sabiduría de abuela: “No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita”. Y un mandamiento de regalo: “Solo fracasas cuando dejas de intentarlo”.