‘13 segundos para escapar’. Autora: Estefanía Cabello. Edita: Ediciones Torremozas. Madrid, 2017

Cuando se duda de la salud de la poesía, ya sea en Córdoba o a nivel nacional, autoras como Estefanía Cabello (Córdoba, 1993) vienen a confirmarnos, parafraseando la canción de Golpes Bajos, que son buenos tiempos para la lírica.

Cabello incorpora a su formación -es graduada en Filología Hispánica- un ya considerable bagaje viajero: ha residido en Nueva York, México, Reino Unido, Marruecos, Polonia y China. Este nomadismo, además de marcar de manera decidida su poesía, la dota de singularidad por la resonancia de acentos y voces que ha ido sumando en cada una de sus experiencias.

No es de extrañar, pues, que 13 segundos para escapar, su primer libro, aparte de que le haya valido el premio Gloria Fuertes, sea uno de los más interesantes que se han publicado este año entre la nueva hornada de poetas españoles.

13 segundos para escapar es un libro que configura un universo propio, marcadamente sugestivo. Ya en el título hay una declaración de intenciones, al mostrar uno de los principales resortes que van a impulsar la lectura (¿por qué 13 segundos? ¿Escapar de qué?). Y así se avanza por unos versos que conforman un territorio en penumbra, donde las respuestas, lejos de alcanzarse, alzan el vuelo dando lugar al hecho poético.

Y es que en este poemario la autora nos está invitando a adentrarnos en una búsqueda con mayúsculas. Una búsqueda que es, al mismo tiempo, rama y raíz, pues se eleva hacia lo etéreo al tiempo que penetra en los recovecos de la identidad -propia y colectiva-. Este itinerario se articula en cuatro partes que se centran en una dimensión concreta de la búsqueda. Así, en «Tierra» y «Ciudad dormitorio», la indagación es espacial y le lleva a una denuncia que, siendo más explícita, no cae en tentaciones panfletarias, como cuando habla de Aylan, el niño kurdo que se ahogó en las costas turcas y dice: «Aylan es el miedo humano, y todos los muertos de la familia humana». O en «Nueva España» afirma que «mi país no quiere a sus muertos», poniendo en evidencia las heridas históricas mal cerradas que nos dividen siempre. En «Árbol genealógico» y «Corazón aguja», sin embargo, bucea en las regiones interiores.

Aquí, la paradoja, unida a la sugestión, da lugar a algunos de los versos de mayor intensidad, como cuando, hablando del padre dice: «Se alza en gritos,/nos demuestra todo su amor» o en el poema «Identidad» sentencia: «Para vencer es necesario morir desmemoriado».

13 segundos para escapar es un viaje al imposible, el de la búsqueda de la identidad y pertenencia, que, para Cabello, se expresa desde lo atávico: «Mi casa es mi sangre», puesto que «mi casa se abre por mis venas como un páramo de aves».

Más allá de sus preguntas o sus respuestas, el lector se encontrará, en definitiva, ante una propuesta de grandes aciertos.