‘Denuncia inmediata’. Autor: Jeffrey Eugenides. Editorial: Anagrama. Barcelona, 2018.

En 1999, Sofía Coppola (hija del aclamado cineasta Francis Ford Coppola, en cuya saga sobre los Corleone, la familia mafiosa protagonista de El padrino, había aparecido como actriz) sorprendió a la crítica y al público con Las jóvenes suicidas antes de consagrarse definitivamente como directora y guionista con Lost in translation, película con la que obtuvo el Óscar al mejor guion original. Las jóvenes suicidas era una adaptación bastante fiel de la novela homónima del escritor norteamericano de origen griego Jeffrey Eugenides (Detroit, 1960), en la que se contaba la historia de los Lisbon, una familia de clase media, aparentemente feliz, cuyas hijas adolescentes se suicidaban y en la que se nos mostraba (como, en American beauty, la oscarizada película estrenada también en 1999) la cara amarga y nada amable del sueño americano.

En una carrera paralela a la de Sofía Coppola en cuanto a éxitos se refiere, Eugenides logró con su segunda novela, Middlesex, el premio Pulitzer en 2003, a la que siguió La trama nupcial en 2013, con las que se ha convertido, por derecho propio, en una de las figuras más relevantes del nuevo panorama literario norteamericano, hasta el punto de que la crítica más especializada ha llegado a compararlo con J. D. Salinger, autor de El guardián entre el centeno. Ahora ha regresado a la actualidad literaria y lo ha hecho con Denuncia inmediata, un conjunto de relatos, publicado en España (como sus tres otras anteriores) por Anagrama en la colección «Panorama de narrativas».

Conforman el libro once cuentos, uno de los cuales (exactamente el último) da título a la obra en su conjunto.

El término denuncia inmediata hace referencia a un legalismo de la justicia estadounidense (fresh complaint) que se suele utilizar en los juicios por violación y que, en esta ocasión, sirve para ejemplificar lo que el lector va a encontrar en el resto de cuentos porque ni asistimos a una verdadera violación ni la denuncia llega a culminar en un juicio y tampoco es inmediata, aunque si traerá dramáticas consecuencias para la vida de los protagonistas.

En la obra de Eugenides y, más concretamente, en este puñado de magníficos cuentos, hay un desfase entre lo que los personajes esperan de la vida o de un hecho concreto en el que han puesto todas sus esperanzas y lo que consiguen después de tanto empeño, que provoca una frustración evidente. Ocurre en Jeringa de cocina con los deseos de Tomasina de obtener un esperma de la mejor calidad para engendrar un hijo aceptable; ocurre en Música antigua, cuando Rodney se ve incapaz de abonar los pagos pendientes de su clavicordio; ocurre en Multipropiedad, con una familia atada a un motel de mala muerte y ruinoso, en el que ha invertido todos sus ahorros; ocurre en Buscad al malo, donde las ilusiones de una pareja casada por conveniencia sucumben a la realidad de la vida diaria; le ocurre al protagonista de La vulva oracular, el doctor Peter Luce, que viaja a la selva para poner a prueba sus más avanzadas teorías sobre la sexualidad y se ve obligado a aceptar la evidencia de los hechos consumados; ocurre en Huertos caprichosos porque ni María ni Sean consiguen pasar la noche con Annie, el objeto de sus fantasías más lujuriosas; ocurre, finalmente, en Magno experimento, cuando los deseos de Kendall de enriquecerse de forma ilícita se topan con la amarga realidad de un jefe que no se deja engañar fácilmente.

Sin embargo, a pesar de esta evidente frustración, que provoca situaciones traumáticas, a las que se ven abocados los personajes de los cuentos, bien por su mala cabeza, bien por un momento de impulsividad en el que se dejan arrastrar por los instintos más primarios, bien por ceder al lado oscuro de la naturaleza humana (el afán de enriquecimiento rápido, la concupiscencia, la soberbia intelectual), Eugenides da un paso más allá y, sin pretender ofrecernos una lección moral, busca una salida airosa para su maltrechos protagonistas: la mayoría acepta, finalmente, las consecuencias de sus actos y saca una lectura positiva para su incierto futuro.

Quejas, el relato con el que se abre Denuncia inmediata, es una excepción a la tónica que domina en el resto de cuentos. Está protagonizado por Della, una anciana que ha iniciado el irreversible viaje hacia la demencia senil, en el que, afortunadamente, no está sola: la acompaña Cathy, su mejor amiga, y una novela que narra la vida de dos ancianas esquimales abandonadas por su tribu y que sobreviven al duro invierno. El cuento es una delicia, una pequeña joya, cuya sola presencia bastaría para justificar un libro que no hace sino acrecentar la justa fama de la que goza su autor.