Platón define poiesis como la causa que convierte lo inmaterial en materia, todo proceso de creación donde la imaginación se empodera reconstruyendo la visión del mundo. Es curioso comprobar cómo los próceres tienen esa capacidad completiva para incorporar a sus discursos lo más proteico de lo no pragmático. Presten atención a los políticos cuando hablan de lo humano como si fuera divino. Emulando a los creadores pasan de lo científico y objetivo a lo subjetivo y fantástico, imaginando un mundo ajeno a la realidad, en su deseo bastante abstruso de embellecerla o idealizarla, como si así hicieran posible el milagro de transformar en obra la palabra.

Me parece sublime que mantengan ese espíritu romántico en que los sueños permanecen incólumes sobre la tragedia cotidiana pero suele ocurrir que el entusiasmo que rezuma de sus intenciones deviene en papel mojado y naufraga inexorablemente en las arenas del suicidio.