Iniciados en 2006, bajo la dirección de Francisco Aliseda, los encuentros de poesía visual de Peñarroya-Pueblonuevo están plenamente consolidados en la actualidad, cuando acaba de celebrarse en esta población cordobesa el correspondiente VI Encuentro de Poesía Visual, inaugurado en la tarde del viernes 21 de octubre con la presencia del alcalde de la localidad, José Ignacio Expósito; del hoy director del CPV -Centro de Documentación de Poesía Visal- Antonio Monterroso -tan inquieto, afanoso e incansable activista visual-, y de la delegada de Cultura de la Diputación Provincial, Marisa Ruz, quien destacó en el acto de apertura que así como en reuniones precedentes la temática había versado, por ejemplo, sobre las revistas ensambladas o el libro de artista, este último se ha centrado sobre dos cuestiones trascendentes para el arte experimental: el de la «poesía fonética» y el de la «performance», en relación con los cuales se han ido sucediendo las ponencias, los talleres y las variadas intervenciones de los artistas convocados. Esto explica que la primera actividad del encuentro fuera la conferencia que, centrada en el campo de la experimentación literaria, pronunció el profesor Javier Álvarez Amo, centrándola en Vicente Huidobro y la poesía fonética, a partir de la cual extrajo novedosas apreciaciones críticas. A lo largo de las tres jornadas (21 a 23 de octubre) se pudo constatar cómo las peculiaridades fonéticas del habla o de la poesía enlazan con planteamientos creativos tan variados como la mímica, los juegos de silencio roto, las expresividades sonoras, los silabismos hiperbólicos, las guturalidades intuitivas, las expectativas consonántico-vocálicas y todo cuanto explota la expresividad y el valor lúdico de los fonemas.

Lo que en poesía visual se denomina performance ha de entenderse como una acción o proceso en que lo visual, estético o simbólico se alía con la cognición individual para desentrañar o propiciar una interpretación momentánea de la realidad. Esta queda aludida o revisada de tal modo por el artista -quien a menudo interactúa con el público para implicarlo en su ejecución- que el resultado puede convertirse en impacto, extrañamiento, asentimiento o repulsa ante la acción representada. La creatividad, originalidad y simbolismo son tan imprescindibles que en ellos se apoya toda la fuerza de la performance, y por supuesto de las muy diversas acciones performativas que a cargo de la treintena de artistas participantes se fueron sucediendo en la jornada del sábado 22 y del domingo 23, por momentos alternándose con dramatizaciones -como la Polipoesía de Inma Bernils, que sorprendió con su juegos de vocalismos y de inesperadas guturalidades- y con variadas recitaciones entre las que se cuentan la de Óscar Sotillos (que aportó un punto de crítica social e imágenes de impactante lirismo, sobre todo en sus tan trabajados haikus). Si a tales actos se suma la presentación de libros de relevantes autores -citamos a Javier Seco con SSSSI, quien paralelamente expuso en plena naturaleza su montaje Alvoriaos, o a Edu Barbero, con su original mezcla de fotografía y poesía discursiva presente en Tiempo visible y Tiempo invisible- se tiene un esquema de lo acontecido en Peñarroya-Pueblonuevo durante estos días, en que una vez más se ha puesto de manifiesto la necesaria alianza entre creación, belleza, provocación, análisis, ironía, sorpresa y mensaje encriptados en el cambiante formato de la poesía visual. Y llamativas, muy sorprendentes y valoradas por el público fueron las varias performances que presentó el reconocido artista pacense Antonio Gómez, de tan amplia trayectoria en el mundo de la creación visual.

Muy diversos autores (entre ellos Koke Vega, Miriam Muriel Mercader, Isabel León, Jesús Alonso, Raúl Reguera) fueron asimismo los protagonistas de estudiadas acciones en las que la escenografía, la provocación o la mímica jugaron un papel decisivo. Solo durante la mañana y la tarde del 23 se llevaron a cabo una veintena de actos en los que las pecualiaridades fonéticas de la palabra y la plasticidad o sugerencia de la imagen o de la acción corporal jugaban un papel predominante para la significación e interpretación del mundo. También ha quedado constancia de todo ello en la escultura en hierro (una inmensa interrogación colocada ya permanentemente en la puerta del CPV) realizada por el cordobés José Luis Checa, y de manera muy significativa mediante el visionado de la obra cinético-visual de Lola López-Cózar, que muestra mediante el movimiento de imágenes un lirismo y una conceptualidad verdaderamente personales y sugestivos. Y como sin duda uno de los autores de mayor peso en este mundo de la experimentación artística es el malagueño Francisco Peralto, a él se le ha dedicado también un breve homenaje consistente en una ágil semblanza sobre su obra a cargo del profesor Antonio Moreno Ayora y en una lectura que Francisco Aliseda hizo de algunos de sus sonetos fonéticos integrados en su obra Ritual.

Núcleo de todas estas actividades y fruto de la labor de experimentación llevada a cabo en el ámbito de la visualidad ha sido el citado CPV de Peñarroya-Pueblonuevo, en donde están depositados documentos de muy alto valor tales como libros o publicaciones que sobrepasan los mil ejemplares, así como los dibujos, obras y ejecuciones visuales que llegan hasta los tres mil, aunando nombres tan prestigiados como Julián Alonso, Dante Medina, Ibirico, Francisco Peralto, Isabel Jover..., sin olvidar el importante número de cartas u obras en depósito (actualmente el artista César Reglero ha cedido al Centro su colección de mail art durante diez años), y así todo un conjunto de documentos que hacen del CPV un nombre de referencia única y de imprescindible conocimiento para todo el que quiera conocer el mundo de la visualidad o aventurarse en él siguiendo las huellas de los más importantes autores. Algunos de estos son tan jóvenes -como los locales Zarkkus y Jossué- que inducen a pensar que el fenómeno de la visualidad, aun siendo minoritario, atrae a nuevos creadores y no se encuentra anquilosado sino vivo y productivo. En este sentido, fue Zarkkus precisamente quien se atrevió a afirmar con convencimiento que «el arte tiene siempre un significado ético, moral o político aunque se haga con la simple intención de representar un suceso». Y algo que quiere ser representación de todo ello es el proyecto L’Eiffel Terrible al cubo, dedicado a las autonomías y cuyo número 1, Aragón, se presentó a los asistentes.

El imprescindible apoyo institucional, del que el Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo y la Diputación Provincial -a través del programa Periféricos de la Fundación Rafael Botí- son adalides destacados, augura esperanzado futuro y continuidad a una convocatoria artística que expande a Córdoba por el mundo y obliga a este a reconcentrase en un punto de la provincia que se ha convertido ya en foco cultural de primera magnitud para investigadores, estudiosos y creadores de rango nacional e internacional.