Yo miraba la grieta en el muro, la que abrió el terremoto de Lisboa, mientras se escuchaba el preludio de La Torre del Oro, brillante en el frío de la mañana. Los componentes de la banda tocaron con el corazón en los labios, en gozo y alegría. Vino luego La boda de Luis Alonso, su intermedio, y cada vibración y cada nota nos sumergía en algo mágico, como un bosque o un arroyo nacidos allí en la sala de Orive. Y se hizo el milagro, el de la comunión entre escuchantes y músicos, y a cada final no terminaban los aplausos. La banda de Villanueva de Córdoba, de 1878, tuvo como directores al maestro Ochoa, a Cayetano Gómez y hoy a Miguel Torralbo, con instrumentistas de toda edad, chicas y jóvenes, que se atreven con la música heavy y la del cine. Salimos del concierto reconfortados, como cuando, en jueves o domingo, la banda era armonía y solaz en el kiosco de la plaza.