Nuestras mochilas llegaron rebosantes de alegrías, de tristezas, de recuerdos. El encuentro lo habíamos programado pasados ya cuarenta años, los mismos que acaba de cumplir nuestra anhelada democracia, los chicos del COU estábamos de nuevo allí. Algunas caras nos resultaban difíciles de reconocer. Besos, abrazos, comida, tertulia y baile. Bajo una noche estrellada, un paseo junto al mar. Las copas nos llevaron a intimar en la conversación, a confesar parte de lo bueno y lo malo que habíamos acumulado durante tanto tiempo. Empezaba a despuntar el día, retirada a dormir. Por la mañana un reposado desayuno nos condujo a la despedida. Más abrazos y besos, infinitas promesas, fecha para la próxima parada. Las mochilas volvieron a los coches, algunas no llegaron ni a abrirse, otras quedaron vacías de contenido, pero llenas de ilusiones, de esperanzas y con el firme propósito de volvernos a ver.