‘No en mis días’. Autor: Pere Gimferrer. Edita:

Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2016

No sé si Pere Gimferrer fue alguna vez tetrarca (yo diría más bien que siempre fue el monarca de la poesía española), pero sí sé que nos dio un mensaje importante, y que lo hizo bien pronto. Este mensaje era: creed en la autonomía de la palabra poética cuando es grande. Y ha vuelto a dárnoslo en No en mis días, su nuevo libro en español, tan bellamente editado por la prestigiosa colección Vandalia de la Fundación Lara.

Compuesto por una treintena de poemas, el libro deja claro que la exigencia en poesía es condición primera del poema deslumbrante. El poema más ambicioso del libro es tal vez Teatro de sombras, dedicado a la memoria de Ana María Moix, que se abre con una cita de Piedra de sol de Octavio Paz: «Madrid, 1937,/ plaza del Ángel: las alegorías./ Como el pan en tahona van las sábanas./ La voz de Joris Ivens es de hierro/ y la metralla cubre la ferralla...». Recuerdo de la guerra y crítica de la misma, el poema muestra en alto grado lo que es una constante del libro: la crítica de la historia y sus poderosos, la denuncia del poder y la búsqueda de la verdad en el amor y la misma poesía. Un poema ingenioso, que denuncia la corrupción de Pujol en Cataluña, es Pirenaica, con ese personaje de Pecos Bill, y es este poema una muestra de cómo se puede hacer crítica social sin perder el texto su autonomía como obra de arte. Hay también poemas brevísimos, de dos versos, como el titulado Cuca: «Me diste el alimento de la noche/ y me has dado las prímulas del día». El ciclo completo de la noche y el día, el escenario de la vida y la muerte, el ciclo de la resurrección en la palabra, todo ello forma el eje de este libro. Un poema esencial es Dióscuros: si Wallace Stevens había hablado en un poema de «arar en América», aquí la visión sombría de la historia europea («hoy las camisas negras van plisadas») crea un arar sobre una verdadera tierra baldía que parece haber perdido todos sus valores, aquellos valores de la cultura occidental que llevaron a Cernuda a afirmar que Europa es el mundo: «Un maestral de Ventennio está arando en Europa». Entre los elementos técnicos, no faltan, como es habitual en el poeta, las referencias culturales y la inserción de citas en varias lenguas, siendo abundantes las escritas en francés. En la rueda de prensa que el autor dio en Madrid el 26 de octubre de 2016, él mismo advirtió del peligro de acabar desembocando, como Joyce, en un Finnegans Wake, obra por cierto citada en este libro. Pero, pese a la acumulación de referencias, Gimferrer logra que cada poema tenga vida propia, que se mantenga en pie como una estructura válida por sí misma, que tiene su secreto en la emanación rítmica (el ritmo es fundamental en este poeta, que confiesa que el poema le viene dado antes como ritmo que como idea o palabra misma) y la fulgurante imagen. Estamos, pues, ante el regreso a la palabra de un monarca que nos dio su mensaje y nos lo recuerda ahora: vivir por y para la poesía.