La poeta, cantante y compositora Mónica Doña había publicado hasta el momento Nueve lunas (Cuadernos del Vigía, 2000) y La cuadratura del plato , X Premio de Poesía Vicente Núñez (El Páramo, 2011). Ahora entrega Adiós al mañana (2014), un poemario de búsqueda, de descubrimiento, de identificación; una historia donde la poeta nos cuenta y nos acerca a través de una niña --que no un niño-- al mundo sombrío y mágico del inicio de nuestra vida, la niñez. Con la fusión del tiempo: el pasado y el futuro, contado en un presente. Un presente que nos transporta a una época de juegos, de preguntas sin respuestas y de observación ávida, en la que hábilmente preconiza que van a llegar otros juegos difíciles.

Comienza con un sutil haiku: "Viento ligero / si pasas por mi infancia, / dale recuerdos." El libro se estructura en dos partes, con veinte poemas cada una de ellas. La primera comienza con una cita de Antonio Machado: "Del Ayer que es Todavía"; la segunda, de Juana Castro: "Parece que fue hoy". El tiempo pasea por todos los poemas. Hay una interconexión temporal, un tiempo pasado, la niñez, que hoy pervive. Así, pasado y presente, en primera y tercera persona, aparecen ya desde el primer poema poniéndonos en situación, comienza así: "Leí cuentos de hadas, / de príncipes, princesas / y finales felices/ (...)". Y termina: "Hoy escribo estos versos / con las letras salvadas/ (...)" El futuro queda lejano. La palabra y la música se derraman en el papel de su poesía, donde se funden con la cadencia de sus versos, una poesía espejo donde se miran y se reflejan la voz y la imagen de una niña. Una voz infantil con ecos de libertad: "Por la campiña abierta/ (...)/ siempre quise cantar, correr, saltar". "Mi frase favorita: / como pez en el agua". "Aquella niña de alas transparentes, / libélula atrevida de mil ojos". Libre de rima pero no de medida, su poesía está sujeta a ésta para que sus versos tengan música y ritmo. Sus poemas, como pliegos sueltos sin título, están mezclados con metros tradicionales y cultos del XVI: el octosílabo, el heptasílabo, el endecasílabo y, de vez en cuando, el recuerdo olvidado del alejandrino. Su poesía es lírica, muestra interés por la historia pasada. Modelo que tomarían también los románticos, los modernistas y la Generación del 98. Se asoman a su poesía los ecos temporales de J. Manrique, A. Machado, J. R. Jiménez, F. G. Lorca, M. Hernández, G. Celaya, o M. Proust, entre otros.

Versos memorables, como "Entre las amapolas de Monet/ y las bestias felices de Chagall/ danzaba aquella niña", caminan por este relato poético de recuerdos, de nostalgias, de homenajes, de certezas. Sus poemas íntimos, profundos, sensibles, inteligentes y elegantes nos emocionan y nos hacen viajar a nuestras primeras miradas, tan relevantes en nuestras vidas.

'Adiós al mañana'. Autora: Mónica Doña. Edita: Dauro. Granada, 2014