Nada más abrir este libro nos encontramos la siguiente declaración de intenciones: «Hacen falta dos para bailar». Todo un adelanto de lo que vamos a experimentar si nos dejamos llevar por los pasos de Rafael Soler. El autor de No eres nadie hasta que te disparan nos conducirá con habilidad al centro de un plató, escenario idóneo para que se desenvuelva ante nuestros ojos una poesía sonora, misteriosa y, sobre todo, exigente.

No eres nadie hasta que te disparan se concibe como un guion cinematográfico cuya trama se nos va desvelando a borbotones de verso sin puntuación. Las encargadas de hacerlo son las voces de un coro de personajes tras las que intuimos la sombra de Rafael Soler. Aunque el autor, que cuenta con una dilatada trayectoria literaria a sus espaldas, se ha mantenido fuera de plano en esta historia de amor, infidelidad y asesinato, dejando que sean sus protagonistas: Elvira, Martín y Abel (un frío observador que construye sus poemas con el «usted») los que desplieguen su visión de la vida con frases como: «vencerás/ bebiéndome despacio/ y perderemos ambos». Pero la enorme capacidad de Soler de poetizarlo todo, unida a un sentido del humor destilado en fina ironía («Vestido en mi despojo/ no alcé los brazos ni me limpié las babas/ en atención al servicio funerario», dice el cadáver de Martín), no le detendrán a la hora de situar el foco en los rincones más inverosímiles, dando voz al zapato que ha quedado huérfano o a la mosca que va a buscar alimento en la sangre que gotea de la comisura de los labios. Cualquier detalle es susceptible de arrojar luz sobre esta historia de pasión y de muerte. Al igual que sucede en una película de Lynch, el hilo, el discurso, no sigue la lógica de una narración convencional, sino que se origina y se cierra en su particular atmósfera. Un espacio poético que se alimenta en la savia de Vallejo y de Lorca, autores que Soler ha reconocido como principales influencias, pero también, por una cuestión generacional, en los novísimos, con los que comparte la pasión por el universo cinematográfico destacando, dentro de este grupo, una especial afinidad con el Luis Alberto de Cuenca de Serie negra.

Los diferentes elementos que configuran No eres nadie hasta que te disparan no se detienen en la construcción de la historia, sino que contribuyen a elevar el voltaje poético, como queda patente en los títulos de cada composición profundamente evocadores (La falsa pulcritud de los escombros, Una traición es la suma de cien fotografías o Usted sabe que hay media centésima del pánico al infierno).

Pero en este baile, como decíamos al principio, hacen falta dos, y Rafael Soler va a sumergir convenientemente las claves necesarias para que sea el lector, con su mirada, el que complete este universo fascinante en que la magia del lenguaje se adhiere a «la celda pared del corazón».

‘No eres nadie hasta que te disparan’. Autor: Rafael Soler. Editorial: Vitruvio. Madrid, 2016