Llega el verano, al menos si no el astronómico, sí el meteorológico, y con él, los días de asueto, vacaciones y disfrute playero. Y cómo no, los días de lectura. Hoy les traemos tres novedades que a priori pueden no ser muy del gusto de muchos lectores, por tratar temas nada lúdicos, pero dado el momento histórico que vivimos, me parecen de sumo interés. Una larga noche, firmado por la estadounidense Andrea Pitzer, nos acerca al oscuro submundo de los mal llamados campos de concentración, terribles espacios a menudo consentidos por la comunidad internacional (caso de Guantánamo), donde los más elementales derechos humanos y civiles se ven conculcados de raíz. El libro resulta ser un relato sorprendente de la historia del siglo XX a partir de dichos «campos de concentración o exterminio», los «gulags» soviéticos, los campos nazis de la segunda guerra mundial, los campos de trabajo de Vietnam y Pekín o los de reeducación de japoneses de los EEUU, a la par que una denuncia de la involución que arrastra el llamado «primer mundo» a raíz del 11-S. Una involución de la que ha nacido no solo Guantánamo, también las supuestas cárceles secretas de la CIA repartidas por Europa y el mundo. Aterrador. Sin duda. Y de Una larga noche, pasamos a 50 discursos que cambiaron el mundo, o cómo dar un discurso sin decir nada (en muchas ocasiones). Porque mezclar en el mismo libro, políticos, estadistas o intelectuales de talla mundial como Einstein, Václav Havel, Nelson Mandela, Martin Luther King o JFK, con otros como Goebbels, Christine Lagarde, Reagan o Nixon, resulta casi un insulto. Pero ahí están. Incluso el «puedo prometer y prometo» de aquel presidente casi imberbe de la transición española. El verdadero interés de este libro está, salvando estas comparaciones, en haber mezclado semejante fauna, y una vez franqueadas, darse cuenta de que también la historia del siglo XX se puede escribir cronológicamente a partir de los discursos de aquellos que un día tuvieron capacidad para gobernar, aunque no se esté de acuerdo con su mensaje. Entenderemos mejor la historia reciente a partir de ahí, seguro. Y, finalmente, un libro duro por los recuerdos que traerán a quienes peinamos canas. Una infancia feliz en una España feroz, de Jorge M. Reverte, indaga en un país que se acaba pero que está demasiado cercano en la memoria individual y colectiva de sus habitantes. Una memoria que se escribe en blanco y negro, cuyos niños desconocían las virtudes de las nuevas tecnologías y jugaban en la calle y se alimentaban de nocilla.

La infancia del propio autor, que es la nuestra, cruel a veces, que sufriría las humillaciones, insultos y riñas (añadiría y golpes) de los curas en los colegios, pero que a pesar de todo intentaría llevar una niñez feliz en una España en descomposición, bajo el yugo de la dictadura. En una España feroz. Soy de la opinión de que no hay Cuéntame posible que se acerque ni por asomo a lo que significaba la vida en la España de aquellos años, para desgracia de nuestros hijos. O por suerte, quién sabe.