Los mejores poemas de Julio Mariscal Montes (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1922-1977) permanecen inéditos. Los herederos deberían consentir que lo magistral y más sublime del poeta de Arcos saliera a la luz. Es como una larga sombra que planea sobre la obra de Julio.

Arcos de la Frontera es un municipio donde la poesía se afianzó gracias a los versos de un joven que mantenía buena relación con escritores y una intensa actividad en las revistas literarias. Sus allegados, y también poetas, descubrieron que la poesía de Julio era capaz de oscurecer las propias. Y, aunque le alababan en público, a hurtadillas taponaban una creación que respiraba verdad y pureza.

No logro descifrar la diferencia entre la buena voluntad manifestada y las zancadillas que le propinaron durante toda su vida. Las lágrimas y el llanto eran de cocodrilo, y el conocimiento escaso. Los mejores versos de Julio Mariscal siguen sin ver la luz. Un error que debe corregirse. Aunque antes se tenga que poner en su sitio a más de uno con la simple lectura. Aquellos que dificultan y empañan la obra de Julio deben leer a Julio. Pero deben leerlo sin considerarlo un enemigo, admirando los poemas con el propio amor que el poeta siempre manifestaba.

Corral de muertos , primer libro publicado en 1953, deja sentadas las bases de su cátedra poética. Nos dice el poeta "para que se cumpliera tu hermosura". Y la hermosura se culminó en libros posteriores, en Pasan hombres oscuros (1955), el poeta desvela su deseo: "Y desde aquí me supe, / abrazado a tus ojos para siempre, / que el quererte era más que una moneda / lanzada al 'cara o cruz' del desearte".

Desde que falleció Julio Mariscal allá por el año 1977, en Arcos de la Frontera dejaron de existir los poetas, no hay más poetas que Julio, cuya sombra sigue vagando por la calle Corredera.