Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Complutense y prosiguió sus estudios en Alemania y Estados Unidos, donde estudió cine y más tarde se doctoró en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Columbia. Es la autora de las novelas Sueños itinerantes (2004) y WA. Ultimos días de Warla Alkman (2013), y del libro de ensayo Artista y criminal (2011). Ha escrito, dirigido y producido los cortometrajes Tarde de homenaje, Buen viaje, Uniformadas, Jaisalmer y Time , que han obtenido prestigiosos premios nacionales e internacionales. Actualmente trabaja en los EEUU y prepara el rodaje de su primera película.

--Su última novela lleva por título WA. Ultimos días de Warla Alkman. Decimos novela por costumbre, tratamos de ponerle un sello a las cosas, clasificarlas. Precisamente eso puede ser lo más difícil para WA , ¿es necesario el aviso?

--Dentro de la categoría novela caben todos los géneros literarios. El problema con Ultimos días de Warla Alkman es que reúne no sólo diversos géneros, sino también diversos medios narrativos: aparte del modo literario, contiene vídeos, dibujos, canciones (sonoras), cómics, mapas... La performance incluso. Y lo hace borrando los límites realidad-ficción. Hay un personaje que la define como Dhigloficción , ficción global híbrida y digital. La forma en la que hoy consumimos la narrativa excede el soporte estrictamente lingüístico, esto es, literario, y por ello busqué el modo de crear un mundo donde todo ello coexistiera de manera coherente.

--¿Qué recomienda al lector para enfrentarse a la novela? ¿Un mapa de ruta, el epílogo de Fraques, liberarse de prejuicios...?

--Mi única recomendación es que la lea quien tenga verdadero interés en compartir unas horas con esta obra, en emocionarse, en aprender. La curiosidad suele ser la mejor guía para disfrutar del arte. Muchas veces me preguntan qué es eso de la Literatura comparada, mi especialidad académica. A quienes quieran saber qué es, les puedo invitar a leer este libro. Por otra parte, soy consciente de que en el 2013 se produjo una erosión dramática de mi figura pública (se refiere al escándalo de la Fundación Ideas). Quien sea capaz de desintoxicarse y quiera saber qué hay de verdad en todo lo que se ha escrito sobre mí, puede en primer lugar indagar un poco --¡con muy poco basta!--, y entonces comprenderá que bien entrado el siglo XXI se producen linchamientos mediáticos que anulan por completo la verdad; a partir de ahí, seguramente pueda asomarse a Warla Alkman libre de desconfianza hacia su autora.

--Yo he tenido la oportunidad de leerlo en papel, la novela está trufada de códigos QR, BID que, digámoslo así, son metaliterarios, pueden ir más allá del papel. Estoy pensando en si no hubiera sido más acertado por mi parte una lectura en soporte digital.

--Las experiencias lectoras en soporte papel y en soporte digital son casi idénticas, salvo porque en el digital es más fácil acceder a los contenidos audiovisuales. Sin embargo, creo que leer la obra en papel permite disfrutar de su juego y de la emoción literaria que despierta, el lector puede sentir que está leyendo simplemente una novela, y olvidarse de lo novedoso que contiene.

---Graham Greene, Warla Alkman, Amy Martin, Fraques... Los personajes, muchas veces indistinguibles, en la frontera entre la realidad y la ficción.

--Y Galatha, Cervantes, el Rey, Irene Zoe Alameda... Ese es el juego y ese es el marco artístico que me propuse crear, y que construí a lo largo de 9 años (2002-2011), durante los cuales tuve que aprender a dirigir cine, a componer música, a dibujar, a fotografiar... He estado al servicio de esta obra. La revolución tecnológica que nuestra era está protagonizando ha originado un nuevo modelo identitario, y está delimitando los contornos de la verdadero, lo falso y lo ficticio. En la página web de la novela tengo escrito: "Existen la verdad, la mentira y la ficción que, siendo materialmente más falsa que la mentira, resulta más sincera y verosímil que la verdad. Este libro pertenece a la tercera categoría."

--El punto de vista narrativo también tiene su complejidad.

--En mi primera novela, Sueños itinerantes , me forjé unas restricciones narrativas que limitaban la experiencia al punto de vista del personaje. En esa novela no había narrador estrictamente hablando, sino que lo que se registraba era la experiencia mental de Teo. Se trataba de llegar al ser desde dentro. El escritor Hipólito García Navarro me preguntó hace años qué me había propuesto hacer con el siguiente libro, y le dije que justo lo contrario que con el primero: aquí se trata de llegar a la verdad a través de un crisol de versiones, mediante el espionaje a Warla Alkman. Se trata de conocer la verdad sobre ella analizando lo que ha dicho, lo que ha hecho, lo que ha escrito... Así que esta "novela" tampoco tiene un narrador, sino un editor de informes, que es Fracas.

--Uno va avanzando por la novela, descifrando misterios, buscando saber quién es quién y se topa por sorpresa (al menos ese ha sido mi caso) con que se está divirtiendo, se encuentra con una novela con mucho humor.

--Mi primera novela se tomaba demasiado en serio a sí misma, pero con los años muchas personas perdemos gravedad. El humor es la consecuencia de la compasión, la solidaridad. Y esta obra está compuesta desde la fraternidad y la simpatía. Me reí escribiéndola y me alegro de que los lectores también os divirtáis.

--Es inevitable relacionar todo el tema de la personalidad, los seudónimos, la autoría, con todo lo sucedido cuando escribías bajo el seudónimo de Amy Martin, que eres tú, que es Warla, que es Amy a su vez... Sin embargo tengo entendido que el libro es muy anterior a todo ello.

--Amy Martin comenzó a estar activa y a publicar en el 2010, y acabé el libro el 31 de diciembre de 2011. A lo largo de 2012 busqué editorial, que finalmente fue Edhasa, y fijamos el lanzamiento para abril de 2013. Luego el escándalo político que preparó y aventó un periodista asustó mucho (todos recibimos amenazas) tanto a mi agente como a mi editorial, y se decidió posponer hasta noviembre la publicación. Hay gente que me ha acusado de organizar una performance como parte de la novela, aunque lo único que hice fue crear en la realidad a Galatha (como cantante de Reber, que es parte de la novela), y a Amy Martin, para desdibujar las fronteras realidad-ficción, y plantear un interrogante acerca de la figura del autor como personaje público. Las consecuencias de la actividad profesional de Amy Martin fueron inesperadas y devastadoras para mi vida personal, y desearía no haber pasado por ello ni haber causado daño.