No es normal que un poemario sea publicado en edición bilingüe, y menos aún trilingüe, como sucede en el caso que nos ocupa de Haikus del olivar , del cordobés de Priego Manuel Molina González, que recientemente ha dado a la luz ediciones Carena. Pero está claro que la ligera, diríamos que alada, estructura métrico-poética de este tipo de composición --de origen japonés, como se sabe-- lo permite, y por ello las sesenta y cuatro composiciones que en este libro hallamos están impresas en español, inglés y japonés, lo que evidentemente admite que las tres versiones aparezcan reproducidas conjuntamente en la misma página. Y añadimos, pues esto debe ser fundamental para la comprensión de la emotividad de los poemas, que estos quedan aunados en cuatros sucesivas secciones que hacen referencia a las estaciones de primavera, verano, otoño e invierno.

Explica Molina González en su brevísima introducción que ha aplicado a sus poemas la visión lírica que "intenta atrapar un instante de manera sosegada y cercana a la filosofía zen", y así aquellos ofrecen algún fugaz sentimiento ("Encallecidas / las manos que varean. / Duro jornal"), una aprehensión paisajística ("Sumo el campo: / olivos tras olivos. / La inmensidad"), una mirada sorpendida ante el cambiante color ("Alternan tierra / membrillar y olivar: / tapiz de campo").

Son estos haikus tríadas líricas sin apenas rima (solo a veces aparece la asonancia como a- a- -) con una orientación mayoritariamente descriptiva cuyo fin es recrear una escena que queda como estampa sobre el olivar o su entornno: "Cielo en tierra / y tierra en el cielo. / Espesa niebla"; "La luna alta, / los olivares se callan: / crecen dormidos". He aquí pues un poemario para seguir al unísono la detallista mirada del poeta.