El Ministerio de Cultura ha hecho público esta semana su nuevo Plan de Fomento de la Lectura. Fernando Benzo, el secretario de Estado de Cultura, ha sido la voz que ha hablado en nombre del Gobierno, quien ha explicado las líneas maestras del nuevo plan. Y se trata de un plan pobre, confuso y sin las ideas claras.

El Estado invertirá 7,2 millones de euros durante los próximos doce meses para animar a la lectura. Comparados con los 38 de 2007 pueden resultar miserables. Habrá dinero, poco, para las bibliotecas (la inversión para la actualización de fondos bibliotecarios llevaba congelada desde 2012). Y los alumnos de educación primaria y secundaria dedicarán una hora a la lectura al día en sus clases. Recordamos que el porcentaje de españoles que no leyeron ningún libro durante el último año ha caído hasta el 38%.

Esto, entre otras acciones, es el Plan de Fomento de la Lectura que nos ha presentado el ministerio de Méndez de Vigo. Y desde luego tenemos que alegrarnos porque menos es nada, y en el ámbito de la industria cultural y del libro, todo lo poco es mucho. Pero fomento también es protección y auxilio, y nuestra industria cultural necesita de ese auxilio y de esa protección. Se debe velar por los derechos de los autores, se debe luchar contra la piratería desde la base misma de la piratería. Y debemos educar a nuestros jóvenes para que sepan que piratear es contribuir a la destrucción de la industria cultural.

Nos alegramos del nuevo Plan de Fomento de la Lectura, pero en este país, como todo, las cosas se hacen con prisas y de cara a la galería, esperando el aplauso fácil que solo otorgan quienes forman parte de su propia creación. Fomento de la Lectura es cultura y es educación, y por ello debemos concienciarnos que es el único camino de todos los posibles.

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