Si han escuchado alguna vez que la vida es puro teatro, que somos meros personajes de una farsa llamada vida, pueden leer la última novela de Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), Aire de Dylan (2012), para convencerse de ello. Partiendo de la figura del cantante de las múltiples identidades, Bob Dylan, como paradigma del artista moderno, representante de una cultura americana que persiste en la obra del catalán, y recreando la historia de Hamlet a su manera, Vila-Matas construye un teatro sin teatro para representar una farsa sobre la literatura posmoderna, sobre el intelectualismo, sobre Barcelona, sobre sí mismo y sobre el mundo en general. Sí, es cierto, suena a algo muy ambicioso. Y lo es. Lo mejor, que el autor sale más que airoso, con su aire "infraleve". Una historia de tintes shakesperianos pero también cervantinos, además de otras múltiples influencias literarias y culturales, en la que Vilnius, el protagonista, nos lleva de la mano por un recorrido delirante con toques detectivescos, sin que la trama, sin embargo, tenga nada de trepidante.

Es tan sencillo como que un padre, escritor recientemente fallecido (Lancastre), parece filtrar su memoria en la mente de su hijo, fracasado y encogedor de hombros profesional, cuyo único afán es potenciar su parecido con Dylan. Se contrapone así durante toda la novela la cultura del esfuerzo y de la superación con el arte de no hacer nada. Aderezan el argumento un escritor que ha decidido dejar de escribir, una chica guapa con talento pero sin ganas de usarlo, una madre malísima y su amante no menos grotesco. Como trasfondo, la búsqueda de la autoría de una misteriosa frase que da sentido a la vida de Vilnius, con viaje surrealista a Hollywood incluido, el supuesto asesinato de Lancastre y el objetivo de escribir las memorias póstumas (y apócrifas) de este. Al final, un giro inesperado quiebra el hilo imitador de la obra hamletiana.

Un pequeño lío que requiere, por supuesto, continuos cambios de tono y de registro, lo que da una gran riqueza literaria a esta novela, profunda y compleja, vilamatiana a más no poder. Impregnada de ese humor crítico y mordaz que acribilla nuestras convicciones. A pesar de la complicación del argumento, lejos de ser una novela abrumadora, resulta amena gracias a la talentosa prosa del autor, que sabe mezclar los elementos de tal manera que tengamos en cada momento la dosis precisa de trama, de ironía, de juego literario, de realidad y de ficción, para terminar enganchándonos sin remedio. Las dudas, el fingimiento, el destino, la relación entre la literatura y la vida y el inconformismo son temas constantes en la narrativa de este originalísimo y peculiar escritor, de imaginación poderosa, que sabe sorprender a sus lectores con cada nueva entrega.

Después de dos años cargados de publicaciones, con Perder teoría y Dublinesca en 2010, la recopilación de relatos Chet Baker piensa en su arte , la antología En un lugar solitario y el ensayo Una vida absolutamente maravillosa , de 2011, Enrique Vila-Matas vuelve a introducirse en nuestras conciencias con su último trabajo.

'Aire de Dylan'. Autor: Enrique Vila-Matas. Edita: Seix-Barral. Barcelona, 2012