‘El amor o la vida (La última poesía de Manuel Gahete)’. Autor: Antonio Moreno Ayora. Editorial: Ánfora Nova. Rute, 2016.

He escrito en varias ocasiones, al mencionar a Antonio Moreno Ayora, que estamos hablando de uno de los mayores y mejor documentados críticos del panorama literario al menos andaluz, un reconocimiento que se ha ganado a pulso mediante sus asiduas y constantes colaboraciones en prensa, en revistas especializadas y en ensayos sobre literatura andaluza, para la que han quedado obras de obligada consulta como son, entre otras, las tituladas Historia literaria cordobesa. Lecturas y reseñas críticas 2000-2005 (2008), y Tres años de narrativa en Córdoba (2010), publicadas ambas por la editorial Ánfora Nova, que es la misma que ahora le edita un profundo y sintético ensayo acerca de uno de los escritores con mayor prestigio de la literatura nacional: El amor o la vida. La poesía última de Manuel Gahete.

El ensayo de Moreno Ayora, tras unas primeras páginas que contextualizan la obra gahetiana en conjunto y dan buena cuenta de la incesante actividad literaria del escritor, pasa a estudiar, en lo que puede considerarse el cuerpo central del libro, el primero de aquellos poemarios -que por cierto recibió, inaugurándolo, el Premio Fernando de Herrera en 2013-, El fuego en la ceniza, un texto continuista del asunto amoroso que Gahete, poeta del amor por excelencia, ya había cultivado en diferentes libros preedentes.

Entre las muchas, sin duda acertadas y siempre oportunamente razonadas observaciones críticas de Antonio Moreno Ayora, anotamos esta de la página 31, concluyente y general: «El amor, en este libro, sigue siendo para Gahete la razón que explica nuestra existencia, ya que sin él sería inútil y baldía».

De los otros cuatro poemarios, pertenecientes ya al 2014, sigue exponiendo Moreno Ayora, en párrafos de solvente y argumentada crítica, no solo sus líneas maestras, sino también los respectivos comentarios que las hacen avanzar, poema a poema, para confirmar en definitiva cuatro textos poéticos que enriquecen la lírica de Gahete y la orientan a cruciales asuntos.

La soledad, el vacío, la finitud

El titulado Motivos personales (XIV Premio Aljabibe de Poesía) viene a ser -leemos en la página 44- un entramado lírico que «discurrirá apegado a los siguientes motivos: el de la soledad, el vacío, la finitud o angustia [...] en un mundo en el que el dolor se acendra ante la impotencia de no poder hacer nada ante la injusticia y otras lacras antisociales o negativas para el progreso de la humanidad».

Las quince páginas que lo comentan no dejan atrás ningún aspecto sobresaliente de su escritura, un proceder crítico que igualmente vemos repetido en las siguientes (45-52) dedicadas a Códice andalusí, libro articulado en tres secciones que aportan -según se especifica en la página 45- la sentida emotividad con que Gahete rinde «homenaje a dos ciudades capitales en su trayectoria vital y literaria» que son Granada y Córdoba, exponentes de una «admiración mantenida a nuestra tradición árabe».

Por su parte, el apartado «2.4. La tierra prometida (2014)» permite acceder asimismo al contenido de ese texto aludido cuyo latir se bifurca por sendas que descubren a un Manuel Gahete preocupado por imbuir a su texto «una simbología atenta a la esperanza y la fe que el poeta tiene puestas en el amor y aún más, en el amor dichoso y alborozado que para él representa su esposa».

Y por fin el lector hallará nuevas precisiones y elucubraciones críticas en las que competen al poemario Los reinos solares, comentándolo igualmente poema a poema y visto en su conjunto como un libro donde se aúnan versos que contraponen «la hermosura con la ruindad que implica el paso del tiempo», otros que exaltan la antigüedad histórica por encontrar en ella motivos para apelar a los recuerdos e insertarlos en «su sufriente vivencia emotiva», e incluso otros que evocan la belleza del pueblo indígena americano cuyas raíces míticas y culturales lo elevan a símbolo de sacrificio y de esperanza. Con cuanto Moreno Ayora ha expuesto, con amplitud y sobrados conocimientos literarios, acerca de los cinco libros mencionados, tenemos seguramente una joya de la crítica sobre la poesía gahetiana.

OTROS DOS APARTADOS

Pero el hecho de que el ensayo se complete con dos apartados más, los titulados La deconstrucción expresiva y el respeto a la tradición y El cultismo léxico: constatación, distribución y justificación literaria, acaba pulimentando tal joya y perfilándola como un modelo de belleza, primero por la originalidad y cuidado expresivo con que Manuel Gahete escribe sus versos, y luego por la maestría, finura y profundidad que hemos advertido en todo momento en el análisis de Moreno Ayora, máximo experto en la poesía gahetiana, que imprime a sus reflexiones y a sus asertos una interpretación minuciosa de los versos emotivos y perfectamente construidos que constituyen el conjunto de esos cinco poemarios objeto de este tan fundamental ensayo.

Manuel Gahete, autor sobresaliente de la poesía andaluza y nacional, cuenta ya para el lector no solo como un poeta excepcional sino como un poeta que puede ser comprendido mejor y explicado -en lo que puede explicarse la poesía- con acierto indiscutible en este excelente ensayo de Antonio Moren Ayora.

No cabe duda de que el conocimiento sobre este original y humanitario poeta de denodados afanes literarios que es Manuel Gahete Jurado se va a ver ampliado y rigurosamente interpretado con esta aportación de Moreno Ayora en torno a sus últimos poemarios, que no hacen más que enfatizar el reconocimiento a su trayectoria lírica y justificar que un crítico de tan acertada pluma lo elija para homenajearlo con este libro que Ánfora Nova pone en manos de los lectores de Gahete y de los admiradores de la mejor poesía andaluza actual.

Acertadamente se afirma en la contraportada del libro que «Antonio Moreno Ayora se ha convertido en el estudioso por antonomasia del escritor y poeta cordobés Manuel Gahete Jurado», y luego que, por ello, debe añadirse esto otro: «Fundamental, crucial, amplio y razonado pretende ser este libro en que se atiende a los cinco citados poemarios, a partir de cuyos versos se establecen relaciones, paralelismos y explicaciones filológicas que afectan a todo su cuerpo lírico».

No hay dos observaciones más incontestables que estas, que unen en un abrazo, indisoluble ya, al crítico solvente que es Antonio Moeno Ayora y al poeta profundo, imprescindible, constante, consciente de su misión y apegado a las preocupaciones esenciales del hombre contemporáneo que es Manuel Gahete.