Casi nunca las propuestas poéticas de Alvaro García han sido acomodaticias, pero, si cabe, en los últimos tiempos dichas entregas se lanzan un poco más hacia adelante, corriendo riesgos, proporcionando un halo de frescura en el terreno poético de este país. En esta última entrega, bajo el título de Ser sin sitio , García vuelve a dar otro giro de tuerca, no tanto en cuanto a la extensión o forma de los poemas --que ya se han manejado-- sino al lenguaje, a esa propuesta no exenta de riesgos que en su mano adquiere cierto sello personal.

Bajo una sencillez aparente en la forma, se esconde una laboriosidad, un sentido más complejo y profundo, incluso una estructura más encorsetada como el soneto llega a discurrir de manera natural, aunque serán los poemas largos los que verdaderamente justifican, por sí mismos, la existencia de este libro.

El ser ¿habituado? a un sitio, un lugar fijo en los mapas, adquiere aquí una movilidad, y en ese movimiento surgen distintos espacios que permiten --y esperan-- ser habitados desde el propio ser. La voz se pronuncia claro y alto desde el principio: Hacer del tiempo un sitio abriendo el tiempo ... Y en este verso se condensa gran parte del concepto de tiempo y espacio que Alvaro quiere hacernos llegar a través de este itinerario.

No pasa por encima de ambos conceptos, profundiza, busca la relación simbiótica entre ellos y está atento a esas nuevas ventanas que pueden abrirse de manera inesperada: Un decir habitable: un inventarle espacios al espacio . Todo aparece con un poco más de profundidad, una vuelta de tuerca, como si la superficie --que no tiene por qué no revelarse como profunda desde su instantánea sencillez- escondiese otro nuevo secreto a cada recodo.

El viaje que prolonga otro viaje , escribe el autor, engullendo todo lo que se mueve y genera con ese movimiento un hálito de vida al que la mirada está muy atento, sin perder detalle, y que permite el viaje dentro de la memoria del viaje, durante ese trayecto.

Los cuatro últimos versos de este poemario son la certeza del hallazgo, la contundencia de que el viaje tiene, en todos los contrastes que permite, una última resolución que clarifica, que da luz. El ser y el sitio, indisolubles, con la conciencia plena de que es la búsqueda la que marca y determina la inmediatez y la lucidez del verso.

'Ser sin sitio'. Autor: Alvaro García. Edita: Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2014