Volda, un pequeño municipio noruego de unos 9.000 habitantes, es un lugar idílico a orillas de un fiordo, un impresionante brazo de mar que se adentra en la tierra entre grandes desfiladeros excavados hace millones de años por la acción de los glaciares. Volda es además el hogar del cordobés Rafael Roldán Bermúdez, un joven de Montoro, de 24 años, que ha acabado en aquellas latitudes casi por casualidad.

Llegó a Volda hace un años como estudiante del programa Erasmus para acabar su carrera, Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, que había iniciado en la Universidad de Sevilla. "Este era uno de los pocos destinos anglófonos que me ofrecía mi universidad, pero mi intención era volver a España", explica.

Sin embargo, estando allí fue contratado por el equipo de fútbol local, el Volda TI Fotball, donde es el entrenador del equipo juvenil, asistente técnico para el equipo senior femenino y, últimamente, también colabora con el primer equipo masculino del club.

El equipo senior milita en la 4ª división nacional de Noruega, lo que sería la 3ª en España, cuenta Rafael, que añade que "aunque el fútbol noruego no tiene la calidad futbolística de España, a nivel organizativo y en ganas de progresar y confiar en la base, tanto en jugadores como en técnicos nos llevan años luz". En ese sentido, asegura que los clubes invierten mucho dinero en la base para después tener profesionales de calidad. "Además --señala el joven cordobés-- todos los pueblos tienen unas instalaciones bastante buenas".

UN GRAN DEPORTISTA

Su abuelo materno le contagió la pasión por el fútbol y aunque ahora esté en Noruega, Rafael es un fiel seguidor del Córdoba CF, del que ha sido socio durante años, y del Real Madrid. "Aquí sigo casi cada partido de la liga española gracias a internet".

Y su afición por el deporte no se restringe al fútbol. Nuestro cordobés en Noruega juega en el equipo de baloncesto de Volda, el Volda Waves, con el que se ha proclamado campeones de la segunda división regional.

Adaptarse a la vida en Volda no fue difícil porque, cuando llegó, Rafael vivía en una residencia de estudiantes donde había más españoles. Sin embargo, en los meses de invierno se llega a hacer duro tener tan pocas horas de luz. "Hay que cambiar el chip y pensar que lo que en España se hace con luz natural aquí lo tenemos que hacer con luz eléctrica".

La vida en Noruega es muy distinta. Por ejemplo, cuenta Rafael que en Volda es muy difícil encontrar un edificio de viviendas de más de tres plantas, la mayoría de las personas viven en casa unifamiliares. "Tampoco se ve gente en la calle --dice--. A causa de un clima tan frío, los noruegos hacen su vida del trabajo a casa, no son muy dados a tener gran cantidad de amigos o conocidos como nosotros, su círculo íntimo es mucho más estrecho. Tampoco tienen grandes eventos como pueden ser en Córdoba la feria o las cruces... esas cosas se echan de menos". A pesar de todo, durante el verano hay días que trasladan a Rafael al mayo cordobés, por la gran cantidad de colorido que despliega la naturaleza. "Pero por lo demás --señala enseguida--, es un sitio totalmente diferente".

Uno de los sitios más bonitos de Volda es el puerto, en opinión de Rafael. "Cuando sale el sol puedes disfrutar de un buen día de pesca". El joven añade que "el lago que tenemos es muy grande y cuenta con una pequeña playa a la que acudir a hacer barbacoas y pasar días geniales".

En Volda, Rafael está muy integrado en la pequeña colonia de españoles. "Somos alrededor de quince o veinte, si contamos los estudianteserasmus". En el futuro, a Rafael le gustaría volver a España, ¡incluso poder trabajar en el Córdoba CF! Pero por ahora está bien en Noruega, y muy agradecido a las oportunidades que está encontrando en aquel país.