Desde la misma noche del 24 de mayo, una vez que se conocieron los resultados de las elecciones municipales, la tensión política en Priego ha ido in crescendo hasta límites que recuerdan el mandato del 2003 al 2007, en el que se vivieron episodios inauditos en lo que debería ser una Corporación municipal.

Si primero fue la posible creación de un pacto entre los grupos de la oposición --PSOE, PA y Participa Priego-- que arrebataría la Alcaldía al PP, y que tuvo en vilo a toda la localidad hasta el mismo día de la toma de posesión de María Luisa Ceballos como alcaldesa, los últimos artículos de opinión aparecidos en distintos medios, y particularmente la moción en la que toda la oposición ha reprobado la actuación del equipo de gobierno en la adjudicación de dos barras para la venta de bebida en varios espectáculos del Festival Internacional, ha sido la espoleta que ha hecho estallar la situación.

La última sesión plenaria fue un buen ejemplo de lo comentado, con insultos, intervenciones en las que más que hablar se gritaba, muecas despectivas y auténticos puyazos dialécticos que en nada fovorecen el buen ambiente que ha de prevalecer en un colectivo al que se le presupone que trabaja por el bien del municipio al que representa.

La oposición, en su papel de controlar al equipo de gobierno, argumenta que entre sus principales cometidos se encuentra precisamente ese, mientras que por parte del equipo de gobierno, una y otra vez, se apela a la unidad de todos los grupos para la defensa de temas tan importantes como la restauración de la Torre del Homenaje, el desbloqueo de la situación de los aparcamientos del colegio Carmen Pantión o la dotación de especialidades médicas. Pero parece que en eso tampoco se van a poner de acuerdo, al menos de momento.