Como no se le busque una solución al olivar en pendiente, de baja producción o de sierra, muy pronto aquel refrán que dice «arrieros somos y en el camino nos encontraremos» dejará de usarse entre las nuevas generaciones, sobre todo porque esta profesión, la de arriero, llegará a desaparecer, así como miles de jornales que se ofrecen cada campaña, si no se apoya este cultivo frente al de campiña y al intensivo.

En la actual campaña olivarera, la recolección está en torno al 70%. Aún quedan algunos arrieros como el adamuceño Rafael Cuadrado El Negro o el villafranqueño Bartolomé Caballero Mohíno. Ambos se dedican, con una yunta de mulos, a sacar la aceituna desde las zonas más escarpadas de Sierra Morena, donde los olivareros dejan los sacos guardados para ellos, para posteriormente, llevarlos cargados hasta un lugar más accesible para los tractores. Estas personas suelen soportar situaciones extremas, no solo desde el punto de vista meteorológico sino también físico, ya que tienen que surcar veredas y senderos a muchos kilómetros de distancia. Allí, otras personas se han encargado de recolectar el fruto, soportando también momentos muy duros y difíciles tanto a nivel de temperatura como físico.

Esta es una realidad que se mantiene viva gracias a esta labor ardua y callada de personas que han heredado de sus antepasados esta profesión. La combinan con monterías en tiempos de caza, siendo estas fechas para ellos su temporada alta. El resto del año alquilan sus animales para romerías como la de la Virgen de la Cabeza y fiestas importantes de la zona como los Piostros de Pedroche. Rafael Cuadrado relataba ayer, con pena, que «conmigo concluirá esta profesión en mi familia, ya que tengo tres hijas». Comenta que su trabajo se desarrolla, sobre todo, en pendientes de un 70% y un 80%, en cerros situados fundamentalmente en el entorno del río Varas, en la carretera de Adamuz a Obejo.

El delegado territorial de Agricultura, Francisco Zurera, y la presidenta de AEMO (Asociación Española de Municipios del Olivo) y alcaldesa de Montoro, Ana María Romero, subrayan la importancia que tiene, para fijar la población en el territorio y mantener el medio ambiente, mantener vivo el olivar en pendiente. De hecho, ambos coinciden en que el coste de la aceituna que se recolecta en este tipo de zonas es mucho más elevado que el de otros lugares más accesibles, por lo que reclaman que se les ayude de una manera más efectiva. Otro elemento a tener en cuenta del aceite que se extrae de este olivar es que es más rico en polifenoles, por lo que es más saludable para el consumidor.