La Venta del Charco se ofreció ayer al mundo como un espacio ideal para la celebración de actividades cinegéticas. Esta aldea de Cardeña organizó una jornada que, a pesar de la lluvia, reunió a numerosos amantes de la caza en sus diferentes modalidades.

La alcaldesa, Catalina Barragán, manifestó que «hubo 14 estands distribuidos a lo largo de las calles Real Alta y Real Baja, aunque en todos los rincones del pueblo hubo actividades de las que disfrutamos y pasamos un día especial».

También hizo alusión a este lugar de la provincia «que resalta por su entorno, su luz, sus paisajes, su gente, su gastronomía, sus alojamientos rurales, siendo un lugar al que volver siempre», matizó.

El programa estuvo repleto de actividades, desde la exhibición de 13 rehalas procedentes de distintos puntos de la provincia, así como de Ciudad Real, hasta concursos de colleras y exhibición de caza de paloma con cimbel, pasando por una exhibición de caballería de carga, paseos en mulo, exposiciones, degustaciones, elaboración de chorizo de venado, actuaciones musicales, muestra de bailes de salón y otras más.

La mañana fue algo más lluviosa, pero por la tarde el ambiente se animó hasta bien entrada la noche. Destacaron la elaboración con mimo y cuidado de las tapas de la primera Fiesta de la Caza por bar El Niño, Mesón Eusebio o el bar de la Sociedad de Cazadores Añedrac.

Barragán agradeció la colaboración de las distintas sociedades de cazadores, así como a los vecinos, «que se han volcado desde el primer momento, al Coro Virgen del Carmen, al grupo de baile María del Romero, David Fernández, Leo Ramírez, alumnas del Centro de Adultos y a los hermanos Castillelo-Cervilla».