Son las 7.15 de la mañana. Un grupo de 25 hombres mira hacía el horizonte como pilotos de fórmula uno que aguardaran la bandera a cuadros. Solo esperan que las primeras claras del alba iluminen estas tierras de la sierra de Montilla para comenzar una nueva jornada de vendimia. Es un grupo de vecinos de la zona, en su mayoría de Moriles, y variado en edad. El más veterano es Camilo, el manijero, responsable de la cuadrilla, que lleva trabajando en las viñas desde niño. Es un trabajo duro pero la charla y los comentarios con guasa alivian la faena. Para la comarca de Montilla-Moriles la vendimia aún supone un revulsivo económico por el importante tirón en el empleo. Aunque este año parece que la cosecha no va ser muy larga. Pero, como afirma Rafael Córdoba bodeguero del grupo Pérez Barquero, la calidad va a ser extraordinaria.

Una hora después, los primeros rayos del sol superan las lomas del lagar de la Cañada y sus viñas se bañan de luz dorada. Una bellísima postal que nada tiene que envidiar a las películas que Hollywood nos muestran los famosos viñedos de la Toscana o la Provenza. Un instante quizás sólo reservado al fotógrafo, porque el ir y venir de espuertas cargadas de uvas no decae y el primer remolque lleno se dirige al lagar, que se encuentra a unos metros, para ser prensada en el trujal. Esta cercanía es fundamental, como nos comenta Juan Córdoba responsable del lagar, ya que así la uva conserva todos sus aromas y propiedades. Un mosto único gracias a la variedad de uva de Pedro Ximénez que, junto con el microclima de la zona, permite a la fruta llegar a los 15 grados sin tener que añadir alcohol como en otras comarcas vinícolas andaluzas.

Esta singularidad de los caldos se ve difundida estos días en los medios de comunicación por ser Montilla Moriles la primera vendimia de Europa. Aunque, como aclara Rafael Córdoba, la vendimia tradicional, la del fino y la del PX, este año viene un poco retrasada y no comenzará hasta los primeros días de septiembre. Por ahora los trabajos se centran en los vinos de la tierra, los tintos y los caldos jóvenes. Variedades del marco más recientes y que buscan abarcar los nuevos gustos del público.

La mañana ya ha avanzado y la cuadrilla hace un descanso a las 10.30 para reponer fuerzas con un bocadillo a la sombra de jóvenes viñas plantadas en espaldera. La jornada, aunque suave por una nubecillas que calman el tiránico sol de agosto, aún es larga. Hoy hasta algo más del mediodía y la vendimia hasta finales de septiembre.