«Todas las vendimias son diferentes pero la de este año está siendo especialmente complicada». Así de rotundo se manifestó, en declaraciones a CÓRDOBA, José Garramiola, enólogo de la cooperativa La Unión, que pasa por ser la entidad que lleva a cabo la mayor vendimia de Andalucía.

La principal dificultad estriba en que, en una misma planta, el vendimiador se encuentra con uva en tres estadios diferentes: la que está madurando a un ritmo óptimo; la que se encuentra ya «alechigada» tras haberse deshidratado prematuramente como consecuencia de las condiciones de temperatura extrema y, finalmente, la uva «seca y quemada por completo», que no podrá recuperarse.

«Eso nos obliga a hacer una corta bastante selectiva para evitar que el fruto dañado se mezcle con la uva en buen estado, que es la que se utilizará para la elaboración de nuestros vinos finos», recalcó el enólogo de la cooperativa La Unión, quien advirtió que hay «amplias zonas» de viñedo de la variedad autóctona, la Pedro Ximénez, que presentan «peores daños» que las parcelas tintas, donde la merma de cosecha se ha situado ya entre el 30 y el 40 por ciento, a falta de la recolección de las variedades Cabernet Sauvignon, Syrah y Tempranillo.

«Pienso que estamos ante un año histórico en lo que a mala cosecha se refiere y, también, por las dificultades que nos estamos encontrando para recolectar y para generar los mostos», alertó José Garramiola, quien se mostró convencido de que los agricultores «las van a pasar canutas» este año porque la merma de cosecha, tanto en uva tinta como en blanca, «va a ser importante», una sensación que comparten desde la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural y, también, desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja-Córdoba). J.P. B.