Muchos pueblos de la provincia de Córdoba, especialmente los de mediano y pequeño tamaño, ven cómo sus calles se llenan de gente con la llegada del verano. La mayoría de los visitantes son emigrantes que sienten una nostalgia especial por su pueblo y que llegan a duplicar la población de los municipios con sus visitas. En las últimas décadas, gran parte de los pueblos de la provincia de Córdoba han visto cómo sus habitantes se marchaban buscando un empleo que en su lugar de origen no podían encontrar. Ahora, años después de su partida, estos emigrantes y sus hijos y nietos deciden pasar sus vacaciones de verano en sus pueblos de origen. Otro motivo de las vacaciones en el pueblo es la crisis económica. Pasar parte de los días de descanso en el domicilio familiar resulta mucho más asequible que un viaje a la playa.

Un buen ejemplo es Belalcázar, que ahora tiene un censo de 3.468 habitantes pero que en los años 60 tenía más de 12.600. Por eso, su alcalde, Antonio Vigara, afirma que en verano llegan a doblar la población gracias a los miles de belalcazareños que emigraron y que vuelven a reecontrarse con familiares y amigos.

Fuente Obejuna, que durante el año tiene alrededor de 1.100 habitantes, en verano ve cómo el municipio o alguna de sus catorce aldeas llegan a triplicar su población gracias a todos los emigrantes que vuelven a celebrar las fiestas con sus vecinos. Para ello, la aldea de Los Pánchez o la Cañada del Gamo han celebrado durante este mes la fiesta del emigrante para festejar la vuelta, aunque sólo sea por unos días, de todos aquellos que se vieron obligados a marchar.

Lo mismo hacen en Fuente Tójar, donde hace unas semanas acogieron por vigesimonovena vez la fiesta de la Alcaparra, una celebración popular que reúne a sus 750 habitantes y a todos los forasteros que pasan agosto en el pueblo cordobés.

La alcaldesa de Zuheros, Manuela Romero, explica que su pueblo acoge en el mes de agosto entre 200 y 300 personas más.

La regidora de Belmez, Aurora Rubio, afirma que no solo nota la llegada de viajeros en verano. Además, "es una inyección económica y moral para los belmezanos". En la aldea de El Hoyo de Belmez ven doblada su población con motivo de la celebración de sus fiestas y la propia alcaldesa espera aún la llegada de muchos más emigrantes para la feria, que este año se celebrará del 7 al 13 de septiembre.

En Moriles notan la presencia de unas 300 personas más durante el verano, que se suman a todos los turistas que cada año viajan hasta allí para asistir a la tradicional Cata de Vino.

A pesar de la alegría que sienten todos los alcaldes por que sus pueblos se llenen de gente, sea cual sea el motivo o la época del año, ahora deben ingeniárselas para atender el alza en la demanda de servicios. El alcalde de Belalcázar, Antonio Vigara, explica que "ahora en verano tenemos problema de aparcamiento por todos los visitantes que acogemos". También el abastecimiento de agua puede causar algún quebradero de cabeza:"Ahora estamos bien abastecidos, pero en tiempos de sequía sí hemos llegado a pasarlo mal", recuerda. Desde Villanueva del Duque también explican que deben subir la presión del agua estos días para abastecer a todos los visitantes. Además, la alcaldesa de Fuente Obejuna, Isabel Cabezas, dice que "ahora hay menos aparcamiento y más coches, tanto en el pueblo como en las aldeas, ya no puede aparcar cada uno donde quiera". A pesar de eso, la alcaldesa se muestra satisfecha con todas las visitas: "Me gustaría encontrar la forma de mantener a esta gente todo el año, si estuviera en mi mano, que no quepa la menor duda de que lo haría", dice.

Y es que el que ha emigrado de su pueblo sabe lo que es añorarlo y no pierde la oportunidad de visitarlo. Como decía un popular anuncio de televisión, "la gente que tiene un pueblo es muy afortunada"