La próxima semana se abrirán 13 kilómetros más de la autovía de Málaga (A-45), con lo que solo quedarán en doble sentido los poco más de 15 que suponen la variante de Encinas Reales y en tramo que une este municipio con Benamejí. La ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, dijo ayer en Torremolinos (Málaga) que la fecha elegida para la puesta en marcha del tramo final de la autovía es el 18 de febrero.

Alvarez insistió por enésima vez en que la autovía se terminará a lo largo de este año --debía haberse acabado a finales del 2007-- y explicó que, aunque aún quedan pendientes dos tramos, el retraso se ha debido a la aparición de seis yacimientos arqueológicos en uno de ellos y a motivos geotécnicos, por la inestabilidad del terreno, el otro.

La apertura de este nuevo tramo aliviará el tráfico en una zona que en los últimos meses se había convertido en insufrible para los conductores en determinadas horas del día, sin contar los fines de semana, cuando se originan largas retenciones debido a la cercanía de las obras con la carretera.

Así, habrá que esperar al menos hasta el verano, según las últimas manifestaciones tanto de la ministra como del subdelegado del Gobierno en Córdoba, Jesús María Ruiz, para poder hacer el trayecto completo entre Córdoba y Málaga por autovía. Doce años después de haberse iniciado el estudio informativo (1996) y a los diez de haberse declarado como infraestructura urgente por el Gobierno.

El tramo que discurre entre Benamejí y la provincia de Málaga dice adiós a la archiconocida "recta de Antequera". Con un presupuesto de casi 40 millones de euros, la longitud del trazado es de 13,3 kilómetros y discurre en buena parte de forma paralela a la carretera antigua. No ocurrirá lo mismo con el que unirá Encinas Reales y Benamejí, en el que debe construirse un nuevo puente para el sentido hacia Córdoba y donde, además, han aparecido restos arqueológicos que han obligado a retrasar los trabajos.

Y otro tramo que acumula ya más de seis meses de retraso es la variante de Encinas Reales, donde la inestabilidad de los taludes y laderas ha tenido prácticamente paralizadas las obras durante meses y que incluso ha obligado a modificar el proyecto en dos ocasiones y a tramitar nuevas expropiaciones. Todo apunta a que éste será el siguiente en abrirse al tráfico.