"Las elevadas temperaturas han mitigado los efectos que hubieran provocado las plagas y enfermedades sobre el viñedo, de modo que la calidad de la uva es muy buena". Así de rotundo se manifiesta el gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, Enrique Garrido, quien no obstante reconoce que se han registrado algunos problemas puntuales de deshidratación prematura de la uva --lo que en la zona se conoce como "alechigado"--, como consecuencia de las condiciones de "extrema temperatura" que se han dejado notar en la zona. "Pero en absoluto este problema ha estado generalizado, sino que se ha concentrado en algunos pagos", puntualiza. De hecho, tanto las cooperativas como las bodegas previeron al inicio de la vendimia un periodo específico para procesar la uva que no estaba en las mejores condiciones y que, habitualmente, se destina a otros subproductos. "Esta medida permite desarrollar el resto de la campaña con normalidad y con un fruto de la máxima calidad", aclara el gerente del Consejo Regulador.