Siete años y seis meses de internamiento en régimen cerrado y cuatro años más de libertad vigilada. Esa es la condena que le ha sido impuesta por «homicidio consumado» al joven montillano que el pasado 24 de noviembre acabó con la vida de su madre en el domicilio familiar, situado entre los arroyos de Guta y de La Campiñuela, muy cerca de la confluencia de las carreteras que conectan Montilla con Cabra y el Llano del Espinar.

Tal y como avanzó CÓRDOBA, los hechos tuvieron lugar en la casa de campo donde la víctima, una mujer que acababa de cumplir 47 años, residía junto a sus dos vástagos.

Fuentes próximas a la investigación aseguraron que fue el propio hijo, que todavía no ha cumplido los 18 años, el que confesó a la Guardia Civil su participación en el crimen, extremo que ratificó durante la vista oral que se celebró ante el Juzgado de Menores número 2 de Córdoba.

Por este motivo, el magistrado dictó una sentencia que condena al parricida a siete años y seis meses de internamiento en régimen cerrado, complementada por cuatro años de libertad vigilada, como «responsable de un delito de homicidio consumado».

El fallo, que no puede ser objeto de recurso, impone prácticamente la máxima pena a la que se puede enfrentar un menor en España: ocho años en régimen cerrado y cinco en libertad vigilada. En ese sentido, la actitud del joven durante el juicio -reconociendo los hechos y aceptando la decisión del magistrado- permitió rebajar en seis meses el tiempo de internamiento.

De este modo, el joven matricida continuará en el Centro de Internamiento de Menores Infractores Medina-Azahara, con el que la Junta cuenta a las afueras de la capital, en la carretera de Palma del Río, a donde fue trasladado el pasado 26 de noviembre, tras haber confesado su participación en la muerte de su madre.

El centro, en el que el joven continuará, al menos, hasta que cumpla la mayoría de edad, tiene capacidad para 72 internos y depende de la Consejería de Justicia e Interior, aunque es gestionado por la Fundación Diagrama.

Durante la vista oral quedó acreditado que el ahora condenado actuó en solitario, a pesar de que cuando fue detenido decidió implicar a su hermano mayor, que posteriormente pudo demostrar que estaba en Málaga.