Cuando se analizan los pros y los contras de determinadas actuaciones y todas las partes implicadas exponen sus argumentos, rara vez el sentido común no acaba triunfando en la decisión final. Un buen ejemplo de esta máxima lo han vivido en Priego los vecinos de la calle Fuenclara y los propietarios de la UE 28, que con el Ayuntamiento, como mediador de la situación, han alcanzado una solución que, gracias al sentido común, satisface a todos.